Prendo la lámpara del escritorio. Se avivan los amarillos y
pliegan las sombras. La habitación se vuelve ascua y descubre a los que la
ocupan. Sobre la librería las flores del ayer derraman su polen y bajo sus
baldas asoma un pétalo deslucido. Las voces van in crescendo al mismo tiempo
que el aire se enfurece en la arboleda que encuadra la balconada. Un rayo
zigzaguea en la lejanía y su destello reverbera en el espejo. Alguien se
incorpora e, indiferente, tiende las cortinas. La sala se condensa de líneas
imperfectas. En el exterior la lluvia se desata y gruesas gotas rebotan sobre
las tejas. La conversación se contagia de los grises de tarde y gana el
silencio; mientras, en las afueras, se redoblan los acordes naturales.
Enervada, abandono la estancia enrarecida y salgo a vivir la
celeste tormenta que me llama.
©Trini Reina/2011
Obra de Andre Kohn
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