Pintura de Stojan Milanov
Ayer…
La ciudad,
pródiga de luz,
tejía sus calles a favor nuestro.
En avenidas sin sombra nos vivimos,
de constelaciones venerados.
Ciegos quedamos,
y ajenos
a la lobreguez que se ensanchaba.
Insobornable realidad
que profanó una alianza
sobre la frontera
del desencuentro.
Hoy…
Toda la ciudad bullía
en la renuncia a dos voces.
Y se nos negó el sonido.
©Trini Reina
Abril de 2011
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