de un domingo salpicado
de nubes su costado,
de silencio su talante.
Un cansancio penetrante
al alma vuelve naufragio,
y su perfil, adversario,
del débil desfilar del aire.
El invierno adiamantado,
lentamente, desaparece.
Suspensos entre los arcos
los naranjos reverdecen.
©Trini Reina
Febrero 2010
Obra de Santiago Rusiñol