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4 de agosto de 2025

Carmen

Dama engalanada
de eterno traje,
surges como del agua,
interrumpiendo el paisaje.

Figura de lenta gubia,
has sorprendido al aire
que, al norte de tu talle,
gira alucinado,
sin veleta que le salve.

Un pájaro encendido
-celoso plumaje-
besa tu frente fría
y, confortado, parte
a los álamos tendidos,
donde su nido yace.

A la intemperie trepa
el corazón de la tarde.
Noviembre es fragua
donde la nostalgia arde.

©Trini Reina/2010

5 de enero de 2019

Noche de Reyes...


En un paraje de Oriente,
convocados por una estrella blanca,
sobre la arena se encuentran
tres Magos de cuna magna.

Alentados por un misterio
que les germina el alma,
partieron en sus camellos
hacia Tierra Santa,
en pos del amor de un Niño
que a raudales lo donara.

Ante un pesebre constelado,
arrodillados sobre sus capas,
oro, incienso y mirra ofrecieron
al Infante Divino que los citara.

En enero celebramos su venida
y retornamos a la infancia.
Melchor, Gaspar y Baltasar,
generosos nos obsequian
el esplendor de su magia.

Yo, que tengo todos los años cumplidos,
los aguardo impacientada.
Tú, mi niña, que la vida estrenas
acógelos siempre
con la ilusión en alza.

©Trini Reina/Enero 2010

2 de octubre de 2018

El otoño desenreda matices...



El otoño desenreda matices
amansando la furia azul del cielo.
El campo es forja de fruto y anhelo
y el mar dispensa algas a sus tapices.

Consolida la tarde directrices
y prende luminarias en el suelo.
Sube al atrio del ocaso un rayuelo,
alterando en la bóveda barnices.

La luna salmodia galanterías
admirando en el agua sus facciones,
y confiere espejo a las noches frías.

La escena conmueve con simetría
los perfiles rasos de mis pasiones.
En mi alma, el otoño es alegoría.


©Trini Reina/Octubre 2010
Obra de Isabel Navarro Verdú

4 de septiembre de 2018

A contra pendiente


En la angosta subida,
el viento arrasa los detalles.
A la derecha, 
-las puertas del mundo abiertas-
el mar es furia 
de espuma y golpes,
estruendo de olas,
fragancia de la esencia,
crepitar de las aguas...

A contra pendiente, 
una mujer enarbola el íntimo blasón de su victoria, 
y de complacencia se inflama.
La sal foránea,
se confunde con el fluir de lágrimas, 
y en el rostro se incendian
las angustias del ayer.

El viento juega a frenarla,
mas la plenitud hace laureles del trayecto.
Ya en la cumbre
el faro es el icono de la clemencia de los siglos.
En la glorieta, que a la torre sirve de base,
la mujer, a bocanadas, inspira vida
y, trasminada de dicha y mar,
con ella misma sella la paz.


©Trini Reina/Septiembre 2010
Obra de Jean Pierre Cassigneul 

3 de junio de 2018

Uno nunca sabe...


Uno nunca sabe
a qué latitud descenderá su agonía.
Ni qué aires exhalarán bajo sus grietas.

Uno nunca sabe
qué prisa se darán los alfileres
en sajar arterias,
ni cuántos cofres de sangre extraerán los malvados.

Uno nunca sabe
si la razón será honesta hasta el último segundo
o el delirio cavará la cuna entre las sienes para mecerse.

Uno nunca sabe
si el destino tendrá ganas de jugar a lo macabro ese día
o si habrá coqueteado con Miss ginebra,
y errará al clavarnos su estilete.

Uno nunca sabe
cuántas butacas ocuparán sus años,
cuál será el tanteador en el luminoso de su vida,
o si dominó todo el partido o sólo un cuarto.

Uno nunca sabe...
Así somos de afortunados.


©Trini Reina
Febrero 2010

20 de mayo de 2018

Momento II (De lo Cotidiano)



Pasa la tarde arrastrando sus sandalias grises. Llueve, y eso no nos extraña ya en esta tierra, de donde se ha exiliado la sequía. Dicen que alguna vez nos hostigaban los anticiclones, pero la memoria es delgada en ocasiones y parece que nos nacimos en la tormenta.
Crepita el silencio, si exceptuamos el rachear de las ruedas de los coches sobre el asfalto desbordado, y ese sonido me sirve de acompañamiento, mientras leo, voz a media altura, poemas de Ángel González.

Allá, traspasada mi ventana, los pajarillos, acaso gorriones, reservan sus alas empapadas de la intemperie (aunque difícilmente lo consigan), y cruzan el cielo otras aves más audaces, en pos de las marismas.

Alguien sale desde su casa a la escalera, dando un portazo, y baja a saltos, de dos en dos, los escalones, rasgando así la momentánea serenidad que me mecía.


©Trini Reina/Marzo 2010

19 de abril de 2018

El sol tras los visillos



El sol traspasa los visillos,
encandilándolos,
y un rayo se asienta (isla de oro)
sobre las baldosas.
Aires de mayo
amenazan las persianas,
que repican en sus rieles
como un  tren paralelo.

Un silencio a dúo
se rompe en amor y gemidos.
Almas que reviven en el desafío,
cuerpos que luchan hasta apagar
la violeta pasión de sus cenizas.
Dos corazones en la línea de un latido.

El aire se vuelve huracán en los relojes,
y la luna, adelantada, aquieta los visillos.
La isla sobre las baldosas se viste de plata.
Y sabe el adiós a grito.


©Trini Reina/marzo 2010
Obra de Karen Aghamyan

17 de abril de 2018

Tarde de abril



Un capote de nubes enluta la tarde, tan azulada minutos antes. Aún no llueve, pero ya clamorean los truenos en la lejanía. Algunos niños vocean en el soportal, disputándose la pelota, emulando a sus jugadores favoritos. En casa duermen una siesta pasada de hora y el vecino de abajo escandalosamente estornuda. El tráfico disciplina al asfalto, recién restaurado, y el viento goza soliviantando ramas de árboles, autóctonos y exóticos, del jardín frente a la ventana. Asomada a ella, observo a los gorriones, que  caminan a saltitos, picoteando algunas migas de pan que les arroja la viuda de la buhardilla. El espíritu se confabula con el entorno y un deja vu me traslada a un escenario enmarañado a los caireles de la memoria.
Tarde de abril. Desde mi atalaya la calle es platea donde desfilan, irrepetibles, los instantes de la vida.



©Trini Reina/Abril 2010

15 de abril de 2018

Contemplación



La mujer del cuadro me contempla desde la inconclusa sombra de sus pestañas. Su rostro oblongo golpea el esqueleto de mis ojos, recostados en su finura. Siento como la clausura que la abate escapa del lienzo y me traspasa. El espacio se torna silencio. Silencio que rompe el reloj, donde los minutos se malogran.

Con sus labios de agua, la mujer del cuadro parece ansiar narrarme su historia; pero los pinceles voz le negaron.

La tarde reverdece y el sol desgarra las vidrieras con potencia airada. La mujer del cuadro se retrae ante tan alta luz y deja de girar en las curvas de mi retentiva. La comunión del instante pliega velas y me abandono en la salina feraz que desecó la marisma azul de mis lágrimas.


©Trini Reina/Mayo 2010
Obra de Isabel Navarro Verdú

8 de abril de 2018

Geometría de la pasión


Por ti se agitaron las arterias
y se hizo espuma el circulo
donde languidecía.

En tus laderas crecieron
las flores que azulean mis valles
y el cuerpo se nombra tuyo.

Las horas ya no se suicidan en los relojes
y tañen en tus ojos clandestinos.
Se desarmó el sortilegio
que constreñía
el árido calendario de mi vientre
y descubrí
de la pasión
su geometría. 

©Trini Reina/2010
Obra de Félix Vallotton 

18 de marzo de 2018

Entelequia XV


No hay respuesta.
La negra boca de su alcoba
bosteza fantasmas y escalofríos.
Pálpitos erráticos
restallan sobre la entereza y se vuelve dolor el aire.
Fuera, la aurora vomita premuras y malvas.
Mi llamada aúlla al claror del vacío
y una salina cuarteada imposibilita el paraíso
de las lágrimas.
La conciencia es una catástrofe,
y en el alma,
un dragón adelgaza sus astas
dispuesto a cornear la confianza.

©Trini Reina/Marzo 2010
Obra de Henri de Toulouse-Lautrec

10 de marzo de 2018

Avenate XIV


Quizás, algún día, ellos lean mis poemas.
Ya me habré ido por los caracoles del aire...

Desdoblarán la profunda galería que, a versos, concibió mi alma, y noción tendrán del extraordinario universo que enfilé todos estos años, en que ellos llevaban las manos pobladas de errores, o rebosantes de complacencias.

Quizá yo, desde tan lejos como me traslade la muerte, los mire alguna tarde y con  amargura vea como aquellos sentimientos  impregnan sus ojos. Y puede que, con un pañuelo de nubes, sin que casi me perciban —tal cuando vivía— les enjugue las póstumas lágrimas.

Aunque más probable será que mis poemas languidezcan —de polvo y abandono— sobre la estantería, donde con elevado júbilo interior, los recopilé. O, que en un distanciar, para que no duela, acaben arrojados al contenedor azul de la avenida.


©Trini Reina/abril 2010

6 de marzo de 2018

Poecuento


En el lago adormecido
las estrellas se acicalan.
Trepida el bosque rumoroso
y la fuente llana.
Subyugan a la noche
laberintos y llamas.
La luna mengua y mengua,
acunándose en el agua.
En la hojarasca umbría
concierto de ranas.
El aire sereno las contempla
invocando albas.


©Trini Reina/Mayo 2010
Obra de Leonid Afremov

20 de enero de 2018

A veces, una isla...


El vaivén de las piernas
contra el malecón,
campanas del fastidio.

El bullicio de los chiquillos en el patio
-¡qué ancho!-
compitiendo con la fiesta
de los jilgueros anidados en las moreras,
la fuentecilla, empapada de risas
y el sol, incisivo,
suspendido en el recreo,
volviéndolo tan largo...

Y la soledad, traspasando
aquella isla de sietes mayos,
que contaba los minutos
-para la conclusión-,
ajena a aquel océano diario,
meciendo su angustia
en el arrecife del malecón.


©Trini Reina/2010

Imagen tomada de la red

3 de diciembre de 2017

Parajes...

 

¿Qué parajes transitaré
cuando regreses?
¿Cuántas cruces velaré en mis manos?
¿Qué multitud de presagios
hundirán mis hombros?
Quizá la nieve sea la razón
que me exonere del paisaje.

Lejos quedaron los jardines
en que casi se eternizó la espera.
Mas -como defensa-,
nunca dejé las llaves a tu altura
ni coleccioné los silencios que cursaste.
La casa suspiró en cada fisura
y la hiedra expiró en los esquemas.

¿Qué parajes transitaré
cuando regreses?
¿Quién será testigo de la decadencia de tus andares
y festejará
la contrariedad de tus pupilas?

©Trini Reina/Mayo 2010
Obra de Leonid Afremov

30 de septiembre de 2017

Siluetas...


El humo traza siluetas
y las deja abandonadas
en las capiteles de la estancia.

Un aroma a lejanía
ocupa los rincones
de esta tarde asperjada
de nubes y miseria.

Las letras impronunciables
de un nombre
cruzan el puente del silencio
y se suicidan
en los charcos de la ausencia.


©Trini Reina/abril 2010
Obra de Andrei Belichenko

31 de agosto de 2017

Entelequia XVII


El pulso del tiempo,
trágico,
sin alternativas,
es noche de esqueletos
que me allegan
al arrabal neutro
de la aurora.

©Trini Reina/Agosto 2010
Obra de Paul Cézanne 

29 de agosto de 2017

Nubes...


Nubes de tristeza rasgan
lunas y paraísos.

A pesar del brío y su bandera,
a pesar del tesón y su latido,
a pesar de las flores germinales
(que admiramos con delirio),
a pesar de la esperanza en la pupila,
a pesar de la rebeldía en el compromiso,
a pesar de las girándulas atardecidas,
y las almenas del desafío,
la tristeza acecha al alma
con su cortejo sostenido.
 
 
©Trini Reina/2010
Obra de John Atkinson Grimshaw 

8 de agosto de 2017

Auroras de la voz


Entre las palabras
-auroras de la voz-
impresos van los sentimientos.
Acaso una coma les salve
de la crudeza
y los puntos suspensivos
concedan venia al alma,
para acallar aquello
que sobrepasa al sentir
y traspasa
el núcleo de la herida.
Hay palabras que buscan
el útero de un poema
para desangrarse.


©Trini Reina/junio 2010
Obra de E Blair Leighton

1 de agosto de 2017

La niña surge del agua...


La niña surge del agua,
manantial estrenando vida.
Entre sus manos de espuma
lleva la brisa tendida

La niña sube del agua,
y yo la observo rendida.
El sol de su risa traslada
la tristeza a su guarida.

¡Lluéveme, niña, de luz y agua!
¡Lluéveme de savia y dicha!

©Trini Reina/2010
Obra de Joaquín Sorolla