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26 de marzo de 2019

Cotidianidades: Cosas de niños


Cosas de niños…

Dice mi nieta  Graciela, que las comidas que más le gustan, las que más buenas están, son las que come en mi casa, el día que le toca comer con el abuelo y conmigo.

Yo la miro con sonrisa complacida y un deje de dolor de ausencia en los ojos, y me consuelo sabiendo que, también por el estómago se ganan muchos corazones.

Cosas de niños. Sencillamente.

Trini Reina/2019

23 de julio de 2018

Sin la luz de Graciela


La semana sin ti es un hueco
sin propósitos ni risas.
Un ir cruzando horas
a la inquietud ceñida;
un huir de lunas y relojes
pues sus cifras suelen
alimentar la melancolía.

La semana sin ti es un vacío
de lunes a domingo,
que no llenan
ni flores ni libros ni fotografías.
La casa de soledad se achica,
y en su contorno se gesta la nieve
-sin la candela-
de tu esencia pequeñita.

La semana sin ti es ancho exilio
que sólo mitiga –a veces- la poesía.

©Trini Reina/Julio 2018

                                                                                                                                               *La semana sin ti/Tomás Segovia

24 de febrero de 2018

Pequeñez 75


Cuando Graciela
-con su voz diminuta-
    me llama abuela
cada sílaba es llamita
que aviva
en mi corazón la terneza.

©Trini Reina/ febrero 2018

29 de abril de 2017

Pequeñez de Primavera III


Pasa la primavera, gozosa de viento y lluvia. Pasa con su clima volátil y sus vientos  oscilantes; quejumbre de pétalos y pólenes y volantes.

Pasa. Tobogán que sube grados en los termómetros, y viceversa. Pasa con su horario destronado; con sus bruscos cambios de humor y maquillajes.

Pasa la primavera, y por ella camino a pasos lentos y con el silencio uniformado; ahora que el afán antiguo y las prisas de mi voluntad huyeron. Nada hoy me es intrascendente en este vivir pausado al que el destino me encausa.

Rumores de niños, algarabías de pájaros, cielos labrados de azul, brillantez del aire. Los juegos del sol en el crepúsculo, la luna de humo al alba, el acre olor de las amapolas confundido con el dulzor de los rosales...

Pasa la primavera y conmueve mi entereza como la luz en su cara y las medias palabras de Graciela.

©Trini Reina/abril 2017
Obra de Stephen Charles Shortridge

25 de agosto de 2016

A Graciela


Tienes desnudas las manos
¡Qué redondas y pequeñas!
En ellas nace la luna,
que alumbra de azules
el mundo que soy
y las auroras que me oprimen
y las noches…

Pequeñeces
©Trini Reina

10 de junio de 2016

Luz celeste en tus venidas...

A Graciela
¡Ay! Tus ojitos con sueño…
¡puñalitos de brillo que se me clavan!.
¡Ay!, tus ojitos con bruma de siesta,
¡ay!, tus ojitos de clara obsidiana.

La ternura de tu inocencia
hoy viene de sueño ocupada.
El ansia de verte que horada mi costado,
y allá al fondo, al fondo se ensancha,
tendrá que aplacarse, mi niña,
pues el cansancio cuna demanda.
En tus párpados se mece, se mece,
el demorado sueño de la jornada.

La media súplica de tus ojitos,
la sonrisa a medias que tus labios pintaban,
tu callado: quiero y no puedo, abuela,
que el sueño, abuela, me gana…

Y te dejé dormir, niña.
Mis ansias de ti, niña, veladas.
Y te dejé dormir;
tan escasas junto a mi tus estancias…
Y te dejé reposar de tus juegos,
de tus –posibles- insomnios de madrugada,
del -acaso- no conseguir tus caprichos,
y del infame peso de las lágrimas.

A ti,
luz celeste en tus venidas,
añil incertidumbre en tus marchas,
A ti, te dejé dormir, mi niña,
duerme mi niña, ea, duerme.
En silencio, en silencio la nana.

©Trini Reina
Junio de 2016