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26 de julio de 2025

La ruta al vivir

Imagen de la red
La mañana despertó huérfana de auroras,
somera flor apétala en tierra baldía;
miserable de sueños, extenuada de lozanías.

Levántate, te apremio, como Lázaro recorre el camino,
anda criatura, camina, camina.
Sólo existe esta ruta al vivir,
sin refugios ni orillas.

Paso sobre paso, día tras día,
inmutable al desaliento, insensible a la fatiga.
Calcetines de lana, botas de cuero bruñidas.

Arrastra la carga por trochas y senderos,
sin válidos extravíos prosigue la línea perpetua,
sin cotos ni refrenos.
Que no te venza la desidia,
que no triunfen los pañuelos.

Una jornada penumbrosa es el alba,
la siguiente, celestes se descuelgan los cielos;
el sol entibia la mañana, la tarde revienta en deshielos.
Quizá en el horizonte radique la meta.
Así que contumaz continua el trayecto.

© Trini Reina
16/05/2005

25 de julio de 2025

Heridas

Imagen de la red
Y la herida consigue replegarte
hasta el interior profundo de tu morada,
a la bóveda glacial y lóbrega
donde jamás luce el sol,
ni asoma un rayito de cálida esperanza.

Te aíslas compungida, abatida, descorazonada,
lamiendo las punzantes sajaduras
que te desgarran el alma.

Nada consigue paliar el duelo,
ni siquiera el consuelo del odio fugaz.
¿Por qué? ¿Cómo odiar una porción de las entrañas?
Nadie puede mitigar el escozor
que pincha como cizaña.

Te sientes inerme, sumida en una pena extraña,
el más hostil de los latigazos te han infringido con saña.
Y no con azotes de nueve colas, sino con tóxicas palabras
que penetran en el corazón y, como virus, lo taladran,
dejándolo inválido hasta que la bondad innata
y el tiempo, que todo lo cura, de nuevo resanar lo hagan.
Con mil perdones y olvidos
y la buena voluntad del que, a pesar de todo, aún ama.

©Trini Reina
23/01/2005

12 de julio de 2025

Si tú quisieras

Obra de Oskar Kokoschka

Si tú quisieras, por ti yo sería amanecer que se despliega. O si te empeñas, noche embrujada tachonada de estrellas.

Si tú quisieras, vestiría los esplendentes colores de la primavera. Y si sombras es lo que anhelas, robaré al otoño los dorados matices que lo enseñorean.

Si tú quisieras, con mis manos para ti lazaría la luna, y la pondría a tu derecha. Y al sol imploraría que con sus rayos, luz y calor te conceda. Y para ti, un reino fundaría, si tú quisieras, donde reales se hicieran las altas quimeras.

Si tú quisieras, embalsamaría mi piel con aromas de clavo y canela, así tus sentidos se hechicen, y en ella se pierdan. Y te donaría mis besos de ternura, y también, los que toda mi pasión encierran. Y a caricias tatuaría tu cuerpo, de pies a cabeza.

Si tú quisieras, te traería del mar una ola de espuma quieta. Y una playa blanca donde liberto vivieras. Y en las alas del viento, sí tú quisieras, yo iría contigo hasta los confines de esta tierra.

Si tú quisieras, sí tú me quisieras, mil palabras de amor mi boca emitiera. Pero como no me quieres, las guardo en mi cofre de letras y de vez en cuando las oreo; y compongo una poesía con ellas.

©Trini Reina/2005

8 de julio de 2025

La jota de tu risa

Sólo pretendo ser línea de espuma en tu mar,
mínima partícula que se desliza en tu cielo,
una gota en el agua de tus fuentes,
un minuto al día en tus pensamientos;
la cinta de tu libro,
botón de tu chaleco;
en tus otoños, una hoja seca,
y una nube en tus inviernos;
la “jota” de tu risa,
poesía que adule tus sentimientos,
el secante de tus tristezas
y la panacea en tus tormentos.

¿Ves mi amor que poco pido?
Y tú, que te guardas quedo,
no envías señales
que agiten las frecuencias de mis silencios.

¡Qué soso eres bien mío!
¡Qué flojera abona tus huesos!
Si no te pido que corones en globo, la luna;
ni que recorras en patinete el universo.
Sólo deseo una mirada furtiva,
que hasta mí se descuelgue,
desde tus ojos negros.

Y un beso de tu boca
y una sonrisa que espante mis miedos,
una caricia de tus manos
y el roce en mi cara de uno de tus dedos.
una palabra de cariño
o un jazmín para mi pelo.

No deseo que me pesques una ola,
ni que me bajes un lucero,
sólo que cruces la acera,
que yo, a tu altura te espero,
con el corazón en vilo
y el alma en suspenso.

No dirás que soy ambiciosa,
no dirás que de egoísmo muero.
¿No ves qué poco pido?
¿Por qué me esquivas entonces, moreno?
Si tan sólo pretendo ser, en tu bolsillo, un sueño.

¡Y mira si tengo arte!
¡Mira con qué arte te quiero!
Que si a sabiendas de todo,
aún me guardas recelo,
la libertad te otorgo,
para que con ella engalanes
el ala de tu sombrero.

©Trini Reina/2005
Reeditado el 27/04/2008
En los Poemarios "Azules atardeceres de la memoria" y Azules rotos"

7 de julio de 2025

Sombras

Obra de Fariba Baghi
No la busques al borde del mar,
en aquella playa imposible, salpicada de gaviotas.
Tampoco en la riberas argentinas del río,
confundida con los naranjos, bañada de azahares.

No la busques en las cumbres ceñidas de nieves;
ni en las laderas tapizadas de arcaicos olivos.
No la busques en el epicentro de su mundo;
ni en los grises suburbios de tus dominios.

No la esperes, que no surgirá de las alas del viento.
Ni comparecerá embrujando a la noche,
ni galanteando a la mañana.
No la hallarás platicando con la luna,
ni vagando por las aristas de un lucero.

No la busques... que partió a otra tierra,
a reverenciar a otros dioses.

No la verán de nuevo tus ojos,
mas su imagen pervive en el tálamo de tu retina
y, a veces, para dañarte, se despereza,
lacerándote con su hermosura.
No volverás a palparla,
pero tu piel, al evocarla, se entibiará de gozo,
hasta que con un ramalazo
se percate de la soledad que la vulnera.

Aún sin atreverte a exhalar,
presientes que te besa
una sombra de humo vestida.
Mas la huella helada de esos labios
que dejaron de besar los tuyos
para siempre desertó de tu boca.

Tal vez alguna tarde, cuando desfile el crepúsculo,
la brisa silbando reavive en tus oídos su voz
y un escalofrío espoleará tus sentidos.
Imaginarás que es ella, la que se fue,
que por tu lado pasa;
pero no la busques en las afueras,
tantéala en los recovecos de tu alma,
porque ya sólo reside… en ti fundida.

©Trini Reina/2005

1 de julio de 2025

Abrazos

Obra de Gustav Klimt
El abrazo perduró solo un segundo.
¡Qué poco basta para suplir ausencias!
Una fugaz caricia, 
un oculto beso,
una mirada discreta,
logran ocupar siderales agujeros
y calman tormentas caribeñas.
En ese minuto asoma el corazón a las afueras,
por los poros rebosa el alma
y la indiferencia huye rastrera.

Mas el tiempo inexorable tañe punzante,
reclama su espacio sin tregua,
se desanudan los brazos
y se recobran las mentes cuerdas;
con las manos tras la espalda
y la inocencia en la sonrisa puesta.

La brisa recogió el furtivo encuentro,
voló con él a la montaña secreta
donde reposan los sigilosos abrazos
de la gente que se ama sin estridencias.

Adiós mi bien, que te acompañe la aurora,
no olvides la mañana perfecta
en que mis brazos perdieron el freno
y robaron un trago de tu añorada esencia.

©Trini Reina
21 febrero 2005

27 de junio de 2025

Como no eres nadie, lo eres todo

Obra de Fabián Pérez
Para la vastedad del universo, no eres nadie:
una hormiga más con su alimento al hombro,
un cero en las cifras, una llave sin cerrojo.

Pero para mí eres la deidad
que ocupa la hornacina de mi alma atribulada,
dolida de espantos, harta de desesperanzas.
Tus besos son los milagros que canonizan mis entrañas;
tu risa, el manantial que la perenne sed calma.

Para los glaciales planetas no eres nadie,
te miran ufanos desde su atalaya,
un punto diminuto allá abajo,
caminando con presteza hasta mi casa.

Pero cruzas el umbral de mi hogar
y el mundo, cual noria, gira.
De diamantes se iluminan mis estancias
y la sangre comienza un maratón de dichas.

Para los demás no eres nadie,
un simple número en las estadísticas;
con apellidos, un habitante,
una cara más entre trillones distintas.

Más para mí lo eres todo:
el maná, que mi hambre sacia;
la sal, que da sabor a mi insulsa monotonía,
el solaz, para mi cuerpo azotado;
las caricias que desecan mis agonías.

Porque tanto te amo, lo eres todo:
mi pasado, mi presente
y el futuro que, alegre, me mira,
el tesoro más preciado,
la pasión que me motiva.

©Trini Reina/2005

23 de junio de 2025

El rayo verde

Amédée Guillemin, “Los fenómenos de la física”, 1868

Nadie jamás la abrazó ¿Para qué?
Ella era tan fuerte, no necesitaba abrazos.
Era recia, de acero templado.
¿Para qué desperdiciar caricias,
consuelos y bellos vocablos?
Ella no merecía ser mimada,
era fuerte, de hierro forjado.

Todos a su alrededor la admiraban,
era, de virtudes, un dechado.
Todos lo percibían,
pero nadie miró en su corazón deshabitado.

Cierto día, un rayo verde iluminó su tejado.
Pero ella no supo verlo,
nunca antes la habían alumbrado.
Y, entre tanta penumbra,
la forma de amar había olvidado.

©Trini Reina/2005

22 de junio de 2025

Sembrando sueños

Esperando su arribada,
le abrió todas las puertas
y destapó las cien ventanas,
las cortinas de cretona,
sobre sí mismas arremangadas,
las paredes encaladas,
reverberando a media tarde,
la ropa en el patio tendida,
oreándose a compás del aire.
Al descubierto el corazón
latiendo a son de sangre y fuego.
El alma desnuda, tocada de níveo velo.

Apareció plantando flores,
sembrador de sueños con semillas preñadas;
orondas de dichas, de bondades insufladas.
Clarificando madrugadas,
iluminó de colores las estancia,
perfumando los sentidos
con millones de fragancias.

Y llegó para quedarse,
jardinero cultivando gracias,
colmando los espíritus
de cuantos en él se miraban.

©Trini Reina
27/04/2005

18 de junio de 2025

Salmos

Imagen de AndrésC en Pixabay
Ser ungüento para tus heridas,
bálsamo para tu quebranto,
el elixir de tus desdichas,
y la risa que opaque tu llanto.

Llenarte la mirada de estrellas,
dibujarte el semblante con mis manos,
desfruncir el ceño de tu frente,
y ocupar con mis flores tus brazos.

Porque sólo ansío tu alegría,
ver sonreír a tus ojos pardos,
besar la mueca irónica
que a veces te amarga los labios.

Y junto a ti emprender el vuelo
hacía un mundo desbordado
por riadas de esperanzas
y avenidas de milagros.

No te sientas triste, mi niño,
mira que nada es para tanto.
Tras la tormenta llega la calma,
tras los silencios vendrán los salmos.

©Trini Reina/2005

17 de mayo de 2018

Hoy...


Hoy quise dedicarte un último poema, y mis dedos, inermes, no atinan a esgrimir la pluma; mientras el alma naufraga en el tintero.

Hoy quise escribirte un último soneto. Poner  colofón a esta historia  infructuosa con unos versos supremos; mas el silencio en la garganta se ha instaurado, y la voz se quiebra antes de emanar.

Hoy quise liberarme de ti con un poema. Una postrera estrofa, la rima final, la despedida… Mas las rebeldes letras, como adolescentes enamoradas, se niegan  a fluir.

Hoy pretendí dedicarte un adiós hecho poesía, y lo único que brota de mi mente son palabras de amor. Bienvenidas envueltas en versos.  Parabienes con rimas azucarados.
Hoy quería irme de ti... y como siempre me he quedado…

©Trini Reina/ 26 de abril de 2005
Obra de Pierre Bonnard 

22 de abril de 2018

El vigía



El  vigía reposaba en su poltrona. Sus deformes pies apoyados en el panel de mandos. La triangular cabeza el en respaldo. Semicerrados los oblicuos ojos. En éstas, un sonido atronador se oyó rompiendo el hondo silencio y una riada de luz acabó de despabilar al extraño centinela.
- Ya están otra vez estos terrícolas fastidiando el universo con fuegos de artificio - se dijo. Y poniendo en marcha su nave abandonó por esa noche su zona de vigilancia…

©Trini Reina/octubre 2005

4 de diciembre de 2017

Microcuento I


Érase una vez un cuento minúsculo. Tan pequeñísimo era, que fue devorado por las letras.
En cuanto el autor trazaba un signo sobre el pergamino, ellas, voraces; así mismas se rumiaban y auto-engullían.
Por lo tanto fue un cuento tan nimio, tan insignificante, que ni tan siquiera en él existió absolución para el punto final.

©Trini Reina
mayo de 2005

14 de octubre de 2017

Mi soledad y yo...


Mi soledad y yo hace tiempo que firmamos una alianza de no agresión: testigos fueron su malasombra y mi hastío.

Ella hizo voto de no tiranizarme con su insidia. Y yo, prometí no acunarme junto a sus zarpas. 

De vez en cuando, me dejo arrastrar hacia su silencio y ella, leal, me zarandea recordándome nuestro convenio.

Otras, es ella, olvidadiza, quien se cuela por rendijas y puertas; viscosa y muda, y yo, para que no me seduzca le cierro mis recovecos.

Cuando en los alrededores la algarabía hiere mi sosiego, la reclamo, y ella a mí acude engalanada de añil. Y entonces yo, cansada, me dejo acariciar por sus manos arrulladoras…

Pero, cuando sin requerirla aparece de negro paño vestida, antes de que macule mi alma; extraigo de mi seno el pacto sellado, y le recuerdo su compromiso; y aunque ella se empecine, y pretenda quedarse en mis estancias más de lo acordado, me armo de voluntad y la desdeño.

Mi soledad y yo…
Llevamos años gozando de una sublime coexistencia.

©Trini Reina/1 de agosto de 2005
Obra de Eduardo Argüelles

25 de septiembre de 2017

Vigilia


En mi cuerpo la tristeza arde como frente enfebrecida. Avanza la noche sembrando estrellas que en mis ojos no brillan.

Llevo al invierno ceñido a la garganta y al estío clavado en las pupilas. Nunca en mi pecho ocupó tanto espacio la melancolía.

Enmudecido el aire, acompaña mis horas grises. Antes me coronaron otros silencios, mas no tan hondos ni tan nocivos. Toda mi piel tiembla de soledades y no existe tacto que la consuele, ni leves palabras de dulce abrigo.

Esta noche de nuevo mostrará sus garras la vigilia, convirtiendo los minutos en eternas pesadillas. Hasta que al alba cante el gallo y huyan los fantasmas, temerosos del tributo de esperanzas que aporte el día. 

©Trini Reina/2005
Obra de William Oxer

6 de septiembre de 2017

Insurrección


Estoy cansada de poner buen perfil al mal tiempo. De sonreír eternamente a las afueras. De encender cada alborada las luces de mi fachada, cuando apenas la llama de una vela alumbra mis adentros.

Estoy agotada de disfrazar mis desalientos. De rellenar con humo mis vacíos. De ensayar blindajes contra el destino. De lidiar, huérfana de armas, frente a este ejército de sombras que me violentan.

Y quiero exigir mis derechos.

Exijo poder llorar a mi capricho sin que nadie me instale en los ojos un pañuelo para amordazar mis lágrimas. Exijo una tregua para revolcarme en mis miserias; para regodearme en mis dolores.

Exijo el derecho a derrumbarme,
estoy hastiada de tener que mostrar firmeza ante los elementos que me azotan. Por una vez, hoy, quiero sumergirme libremente en el túnel de las tinieblas y dejar de simular que soy un ser irreductible.

Quiero, al menos en este día, portar orgullosa la bandera nívea de la rendición, sin que nadie me tache de fugitiva que ya elegiré yo, libre, el momento de reemprender la lucha.

®Trini Reina
30 de agosto de 2005
Obra de Ivailo Petrov

22 de septiembre de 2016

La máscara


¡Quién sabe lo que hurga en mi alma!
Si estoy loca, es cosa íntima;
cada cual lidere su causa.

A quién han de importar
las lágrimas que no mostré,
los sueños destronados,
 los desdenes que ignoré.

Rehuyendo falsas palabras,
del corazón exilié la ternura
y a silencios me rebelé
contra dolores y dulzuras.

Ante mi cuerpo erijo un muro
de indiferencia calculada.
Nada me hace daño,
apenas me conmueve nada:
soy una ojera sin ojo,
una gota sin agua.

Cada amanecer,
la máscara a enfundarme vuelvo.
Todos juzgarán la sonrisa,
nadie indagará en el duelo.

©Trini Reina
octubre de 2005
Obra de Luis José Estremadoyro