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18 de julio de 2025

Penélope

Obra de John William Godward
Cuando besaba
-hace tanto tiempo de esto-,
besaba con toda la boca
y en ocasiones,
por los labios, el corazón
y hasta el alma se le escapaban sin freno.

Sus pasos son breves, seguros, ligeros…
Y la música depende de los zapatos
con que acaricia el suelo:
bajos, brisas y espumas;
altos, retintines cascabeleros,
y el talle cimbreante,
como juncos al viento.

Nunca sonríe a medias.
Clara es su risa,
a borbotones,
con el rostro en pleno.
A menudo lo hace
y pareciera exhortar al universo,
como las campanillas alborozadas
de la espadaña del cielo.

Si en sus ojos divisas una lágrima,
diez, o un ciento, preocuparte no debes,
que son consecuencias del gozo
que está sintiendo.

Y Penélope huele…
a jazmines o a cerezos,
a hembra con los pies en la tierra,
a sensible mujer asida a sus sueños,
a pasión por la vida,
a claveles,
a indómito brezo…
A eso, a eso huele su cuerpo entero.

©Trini Reina
04/11/2007

23 de mayo de 2019

En los claroscuros...


En los claroscuros
de la tarde,
cuando el cuerpo
pide noche,
a ralentí, la memoria
se quita la blusa
y libre de seda y  testigos
desnuda sus secretos.
La lámpara apenas alumbra
las gafas y el libro
rendido en mis manos.
El gato entra en la estancia,
ronronea,
y con premura rompe
el hechizo que me cautivara.

©Trini Reina/Verano de 2018
De "La aridez de la tormenta"

Obra de Franz Marc

20 de abril de 2019

El griterío de los pájaros...


El griterío de los pájaros
que se congregan
en las frondas del ligustro,
esta tarde de martes y estío,
asorda el soliloquio cotidiano.

Bajo el influjo del caos disonante,
la soledumbre sin causa que me vive,
se intimida y me liberta,
a fuerza de gorjeos invisibles,
de presurosos agitar de alas;
del ir y saltar y volver
de rama a hoja y rama…

Todo el sol del verano
se funde
 -cuando atardece-
en la verbena incombustible
de los pájaros de mi calma.

©Trini Reina/Verano de 2018
 Imagen de la red

19 de febrero de 2019

En el lugar de las alas


Justo en el lugar de las alas
me ha crecido un dolor
jíbaro
sin camuflajes.

Crudo
filoso
puro aquelarre.
De boca abierta
y mordida de alacranes.

Candidato al Nobel del mal
de acritud inmutable
Exquisito en su constancia
certifica
que nació para quedarse.

©Trini Reina/2018
De “La aridez de la tormenta”

Obra de Mattlin Scott 

15 de enero de 2019

La mañana bosqueja mapas


La mañana bosqueja mapas
en la ventana
a la que asomo buscando
asignaturas inalcanzadas.

Relaciono aire,
con vuelos imposibles,
y el chalet de frente
es nave que se mece a la espera
que a partir me decida.

Confundo cielo
con pájaros soberbios,
que van sin alas,
porque me las cedieron.
Y los árboles famélicos
del parquecillo
donde entretengo la mirada,
los transfiguro
en selva de flora fascinante.
Los autos son estrellas evasivas
y la gente que pasa
-caminando por deporte-
son actores interpretando
guiones triviales
en los cuales me incluyo como extra
o actriz principal.

La taza de café,
-a medio beber-
entre mis manos
se volvió fría.
Será que por un rato
la calle se nevó de magia.

©Trini Reina/2018
De “La aridez de la tormenta”

23 de diciembre de 2018

Deja...

 

Deja que el aire de mi pasión
zarandee tus horas grises,
así disperse de tus perímetros,
la tristeza que te subyuga.

Deja que la ternura,
germinando entre mis dedos,
escancie lavándulas en tu alma,
así renazcas tal jardín voluptuoso.

Deja que la insurrecta luz de mis ojos
sea la clave que exonere tus iris
del velo que clavó el desencanto
en la hierba de tu mirada.

Deja que la esperanza que me vive
trasmine tus sentidos
con cascadas anti nostalgia,
y que yo sea el arcángel
que seduzca a tu derrota.
Así tu corazón, indultado,
desnudará fronteras a Cupido.

Deja que sean mis próvidas flechas
las que inflamen tus arterias.

Y sálvame de mis horas grises,
vierte lavándulas en mi alma,
desclava el velo de mis iris
y desvía, allende de mi,
la agonía del no tenerte...

©Trini Reina
18 de junio de 2009
Obra de Denis Nolet

21 de diciembre de 2018

Singladuras

 

“Con el tiempo los cuerpos se acostumbran
a caminar completamente solos
sobre la tierra de la soledad”
Eloy Sánchez Rosillo

Cruzas las regiones
donde agoniza la suerte.
Las palmatorias del alba
alumbran tus huellas
por esa tierra que despuebla
el alma de los justos.

Alcanzas el antiparaíso
por la vereda descendente.
Indómitas lunas te preceden
y un dolor afilado,
como daga insurrecta,
te ubica en la inexistencia.

Nadie aguarda al otro lado
-la certeza es tu llave-,
sólo la soledad
y sus cuervos constantes,
testigos son de tu singladura.

©Trini Reina
mayo de 2013

Pintura de Juan Nicieza Lavilla


19 de diciembre de 2018

Perfiles de bruma...

 

"Cada tiempo de dudas
necesita un paisaje".
De un poema de Luis García Montero


La razón se postra ante las raíces de la duda.
Todo lo crea, lo ejecuta, lo puede la incertidumbre,
que, como la mala hierba, crece y se engrandece.
No queda asilo para el sosiego
en ese jardín imperfecto
donde la confianza, vertiginosamente se adelgaza.

Todo es lodo, pánico, negrura, embozo.
Ya la luz no existe ni asiste a las palabras.
No brotarán certezas en mucha distancia
y, si acaso alguna floreciera,
tendrá para siempre los perfiles de bruma.

©Trini Reina
abril de 2013

Obra de Ipolit Strâmbu


11 de diciembre de 2018

Cuando apago la luz



Cuando apago la luz,
a jirones me acosan
los instantes heridos del día.
Las sábanas
-blancas curvaturas de agua-
incapaces  son de adulzar el desvelo.

Acrecen delirios tras mis ojos
molinillos que vuelan,
huyen y convergen,
hasta que el ente torpe que soy
 se ovilla en ellos.

Descifrarlos, desnudarlos,
proveer de bálsamo,
extraer bondades de donde no germinan
se convierte en un galimatías dentro
de otro…
Contando constelaciones
me halla el alba.

©Trini Reina/diciembre 2018
De “La aridez de la tormenta”

4 de diciembre de 2018

Comienza el sueño...


Comienza el sueño
a hostigar los párpados.
Se enhebran las pestañas
y un cansancio genuino
mulle las cobijas.

Ebria de sueño y Orfidal
se difuminan los contornos.
El letargo es corsario
que a su nave me arrastra.
En el barco de la noche navego;
hacia la isla del alba.

©Trini Reina/2018
De “La aridez de la tormenta”

24 de noviembre de 2018

Crece la noche


Crece la noche
audaz y descarnada,
sin opción al exorcismo.
Inalterables,
sus velos de tiempo desafían al aire
y alcanza su cenit
en el ojal de la madrugada.
Mis ojos, tocados de angustia,
por la expiración de la esperanza,
por la osamenta de lo innegable,
por la crudeza que al sueño impone
la faz lobuna de la certeza,
permanecen de par en par
y sonámbulos.

©Trini Reina/2018
De “La aridez de la tormenta”

14 de noviembre de 2018

El día se alarga



El día se alarga.
Cuerda sin cabo que me circunda
y aprieta, aprieta, aprieta
a cada giro
a cada respiro
a toda acción
que emprendo
para acelerar los minutos.

Las once de la mañana
y ya extenuada.
Ni tiene lustre mi piel
ni mi cordura color.
La luz no orbita en mis ojos;
de tan secos no reflejan.
Mis ojos
duros como el esparto
de la cuerda que me apresa.

©Trini Reina
De “La aridez de la tormenta”

17 de octubre de 2018

Carmenes



Dama engalanada
de eterno traje,
surges como del agua,
interrumpiendo el paisaje.

Figura de lenta gubia,
has sorprendido al aire
que, al norte de tu talle,
gira alucinado,
sin veleta que le salve.

Un pájaro encendido
-celoso plumaje-
besa tu frente fría
y, confortado, parte
a los álamos tendidos,
donde su nido yace.

A la intemperie trepa
el corazón de la tarde.
Noviembre es fragua
donde la nostalgia arde.

©Trini Reina/Noviembre 2009

19 de septiembre de 2018

Siempre...


Nunca podrás huir de todo lo que has perdido
Benjamín Prados

Siempre te alcanzarán las ramas
de aquellas sombras que nutriste,
y sus hojas, como días,
juzgarán el momento de la caída.

Contravendrás,
renegando de esas zarpas
que desgarran la memoria,
y maldecirás su espina constante,
mas, rendida, aceptarás
lo inútil de la estrategia.

Acaso
con cautela
avances en ese jardín de agua
y, como hiedra,
crezca en ti la sensación de no regreso
para caer precipitado
hasta las ascuas de la realidad que te sacude.

Nunca podrás huir de lo que has perdido,
consciente eres
y, adicto,
te deleitas en la derrota.

©Trini Reina/Junio 2011

Obra de Clara Gangutia 

11 de septiembre de 2018

Algo se mueve...

 


Algo se mueve
-a tientas-
en esta noche absoluta
de luna ausente
y mudos grillos.

Algo
que hábil se expande
y alarga
y codicia.
Reliquia insurgente
que muerde las capas del individuo,
y se vuelve y revuelve
como sierpe nociva,
que engulle y disuelve la entereza
que las horas blancas nutrieron.

Algo se mueve.
Se mueve y carcome
el frágil núcleo de la dicha.

©Trini Reina 
Octubre 2012

Fotografía de Michal Mozolewski

10 de septiembre de 2018

Alma piedra

 


Ser de piedra.
Como la piedra erguida.
De cara a la lluvia o a la ignorancia.
De espaldas al viento o a la injusticia.

De piedra.
Algo menos que un silencio,
que un liquen
que una utopía;
algo más que un foso.

Ser de piedra.
Materia nada,
materia nadie.
Impávida como un cetro,
médano innominado
sólida arena incomprendida.

©Trini Reina 
septiembre 2012

Fotografía de Eugen Bleuler

9 de septiembre de 2018

Entré...

 


Entré.
Una mano irreductible me atraía
hacia un pórtico de bruma.
Sus muros laterales ardían de hielo
y el cielo que lo cubría crujía
de añiles helechos.

Gotas mortecinas se helaban
en mis entrañas,
mientras una sierpe de nieve,
marcaba el trayecto.
El silencio era una daga de dos aceros.

Aquel frío exquisito,
con su tremolar licencioso,
mordía mi cordura
y el cuerpo vencido
-lentamente-
se aletargaba.

A tiempo
renegué de toda permanencia,
y herida
-como accedí-
de tu casa,
que es invierno,
salí.

©Trini Reina
Septiembre de 2012

Obra de Nicolae Orval Gropeanu

4 de septiembre de 2018

A contra pendiente


En la angosta subida,
el viento arrasa los detalles.
A la derecha, 
-las puertas del mundo abiertas-
el mar es furia 
de espuma y golpes,
estruendo de olas,
fragancia de la esencia,
crepitar de las aguas...

A contra pendiente, 
una mujer enarbola el íntimo blasón de su victoria, 
y de complacencia se inflama.
La sal foránea,
se confunde con el fluir de lágrimas, 
y en el rostro se incendian
las angustias del ayer.

El viento juega a frenarla,
mas la plenitud hace laureles del trayecto.
Ya en la cumbre
el faro es el icono de la clemencia de los siglos.
En la glorieta, que a la torre sirve de base,
la mujer, a bocanadas, inspira vida
y, trasminada de dicha y mar,
con ella misma sella la paz.


©Trini Reina/Septiembre 2010
Obra de Jean Pierre Cassigneul 

14 de agosto de 2018

Por tener...


Tengo en mi pecho un tiovivo
y una noria en el costado.
Y en los ojos,
un día, hierbabuena,
y otro, mar picado.

Tengo un frío de treinta copos
en mi salud de claustro.
Un torbellino en los huesos
y las células renegando.

Tengo un exilio en el vientre
y una noche tocando, tocando,
un laúd sin cuerdas
y un violín extraviado.

Tengo un desvarío tras las cejas
y la garganta reclamando
licor de anís acerbo
para quemar el desencanto.

Tengo voluntad de trigo
y lealtad de galgo
y una risa que empequeñece
soledad  y estragos.
Tengo un amor de manzana
(sano, sano).
Y en la vida, en la vida
-siempre activa-,
una fe de tiros largos.

©Trini Reina/agosto 2018
Obra  de Andre Kohn 

1 de agosto de 2018

Vas...


Vas buscando la pasión
en los encajes de la tarde,
las auroras reverdecidas
bajo las hojas de su talle.

Vas buscando la pasión
en las estrellas matinales,
las huellas que te preceden,
los versos que de él nacen.

Vas buscando la pasión
para tu espíritu que yace,
tocado de luto y silencio,
batallando los pesares.

Vas buscando la pasión
en vergeles germinales,
y en ternuras derramadas
a las laderas de su imagen.

Vas buscando la pasión
en tus genes y su donaire,
y, si el vértigo amanece,
le suprimes valladares.

Vas buscando la pasión
al sur del tacto triunfante,
en las jaras que no hieren,
tras los ángulos de su sangre.

A qué buscar en el infinito,
lo que de tu esencia sobresale.

©Trini Reina/Julio 2009
Obra de Rogelio Abad Mora