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3 de diciembre de 2018

Entelequia XXVI

Una esfera transparente le persigue.
Si escala alcores, rueda al ritmo de sus pasos; si desciende abismos, imprime prisa a su rodar.
Le persigue, le acosa, le hostiga hasta atropellarle y lo aplasta con su peso ingrávido. Un dolor anónimo, en un punto indeterminado del tórax, se eleva y desciende, punzante. Y, aunque gasta empeño en incorporarse, le esquiva el equilibrio. Desde el suelo, boqueando le pregunta qué pretende, qué quiere, qué es que así le oprime. Y, sólo para sus oídos, una voz, como de ultratumba, responde: “soy el vacío de tus sesenta años de contravida”.

©Trini Reina
Diciembre 2012
Obra de M. C. Escher

17 de julio de 2018

Entelequia XXVII


Señoreada
de hados y sombras
eleva su tez la noche.

La noche obscura
que veneran
-alunadas-
las almas sin luna.

Despunta la noche
y se agranda
-sin ventura-
por las llanuras aviesas
de la locura.

©Trini Reina/noviembre 2013
Obra de Edvard Munch

2 de abril de 2018

Entelequia XXIV

Los lienzos de la derrota
-negras ondas a contraviento-
espantan al ser que deviene
desde un círculo perfecto
y descubre tempestades,
ajeno, confundido, sin concierto.

Todo el espíritu fragmentado
en un porvenir insurrecto.

©Trini Reina
abril 2012

18 de marzo de 2018

Entelequia XV


No hay respuesta.
La negra boca de su alcoba
bosteza fantasmas y escalofríos.
Pálpitos erráticos
restallan sobre la entereza y se vuelve dolor el aire.
Fuera, la aurora vomita premuras y malvas.
Mi llamada aúlla al claror del vacío
y una salina cuarteada imposibilita el paraíso
de las lágrimas.
La conciencia es una catástrofe,
y en el alma,
un dragón adelgaza sus astas
dispuesto a cornear la confianza.

©Trini Reina/Marzo 2010
Obra de Henri de Toulouse-Lautrec

31 de agosto de 2017

Entelequia XVII


El pulso del tiempo,
trágico,
sin alternativas,
es noche de esqueletos
que me allegan
al arrabal neutro
de la aurora.

©Trini Reina/Agosto 2010
Obra de Paul Cézanne 

22 de julio de 2017

Entelequia XXIX


Avanzan.
En silencio.
Apenas el rachear
de sus pasos
en el asfalto se presiente.

Avanzan.
Serenos.
La noche les cede
-con orgullo-
sus jirones confusos.

Avanzan.
Un aroma a derrota
los precede,
pero saben que en la ruta
se embosca la victoria.

Avanzan.
Y yo con ellos.
Con ellos y portando
los laureles inmarcesibles
del homenaje.

©Trini Reina 
febrero 2014
Imagen tomada de la red

30 de junio de 2017

Entelequia X


Delirantes,
los ojos del demonio
que se sienta
-como a la espera-
en el brocal de mi esperanza.
Cada vez que la alegría
alcanza la liberación,
sus pupilas espinadas
-clavándose en ella-
inmisericorde la espanta.

©Trini Reina/2010
Mis fotos

29 de mayo de 2017

Entelequia XVIII


Amores inconclusos
que aletean,
tiemblan,
aúllan,
imploran,
se desesperan...

Segados fueron,
furtivamente.

Abandonados,
vagan por la órbita
de la infinitud,
sin encontrar la paz
que el próvido adiós
ofrenda a la certeza.

©Trini Reina/2010
Obra de Christopher Thompson

25 de febrero de 2017

Entelequia XXIII


Desde la hondura hacia el claro, surgió la sombra. En las manos traía las crines del poniente y entre sus muslos el cadáver de la esperanza. Se invirtieron los ritmos y giraron sobre el abismo las hordas de la infamia. Un silencio como de fosa, cubrió de brumas los orígenes y el polvo retomó sus heredades, calcinando las espigas. El hambre se extendió sobre aquella tierra roja despojada hasta de memoria.

©Trini Reina/febrero 2012
Imagen de la Red

Entelequia XI


Los minutos se atropellan.
Espacios que el silencio estira.
De las saetas se descuelgan las horas
y, yerma, la noche agoniza.
Desde el reloj, desencantadas,
las promesas se suicidan.

Tampoco hoy labrarás mi talle
Ni yo cultivaré tu geografía.

©Trini Reina/2009
Obra de Aldo Balding

26 de enero de 2017

Ola quieta...


Ola quieta la playa de su cuerpo.

Sobre la blanca arena de las sábanas,
las medusas del insomnio rivalizan
con las crestas de la madrugada.

De sien a sien
un banco de peces alocados
ejecutan una danza entenebrada
entre algas negriverdes.

En su costado
una isla cárdena aletea
a media bruma
y un odre de sal naufraga
en el delta de sus ojos.

Se encabritan los bordes de la noche.
La luna alinea sus acentos
sobre la ventana.
El sueño en su cólera incendia
los párpados de desvarío.

Abrazado a las mareas irreales
es una ola quieta
la playa de su cuerpo.

©Trini Reina/mayo de 2013
Obra de Katya Gridneva

25 de noviembre de 2016

El sueño (Entelequia XXVIII)


El sueño
engulle mis sueños.
los difumina
borra sus signos
sin darles forma
o palabra
o armonía.
Los empuja al vacío
los azuza a la nada
los muere…

El sueño.
El sueño me gana
y ancla mi lira
al noray
de un puerto en la penumbra.

©Trini Reina/Abril 2014
Obra de Alex Russell Flint

15 de noviembre de 2016

La maldad se mira en el espejo, pero nunca es espejismo


Sonríe,
y el cristal le devuelve una mueca y un diente menos.
Modula la voz, habla, y el azogue le ofrenda un aullido.
Con denuedo, juega a maquillar la ira de sus ojeras.

Por el ventanuco se cuela un haz de luna
-tan leve como roce de algas-
que choca contra el espejo
y se asusta y se oculta y se desmaya…
La estancia se torna gótica negrura, ahumadas telarañas.

Altanera, se mira y acicala:
pelo disperso y blanquecino,
nariz enrojecida,
frente arqueada,
aviesos ojos,
mejillas prominentes,
crudeza en su boca,
fiereza en las manos,
lunares imprecisos.

Acrecida, ríe, ríe, ríe a roncas carcajadas.
El espejo irradia el rostro de la maldad…
La maldad que festeja siglos;
la maldad que no descansa.

©Trini Reina/noviembre 2016
Imagen de la red

24 de agosto de 2011

Entelequia XXII

 

Imagen tomada de la red

Surge del valle
de lo inconcreto.
Se acerca.
Llega y rompe,
quebranta,
corta,
desgarra.

Jirón de luz que acuchilla
al guardavía de los párpados
y quedamente
derrama sombras y amarillos.

Aguja que atraviesa
el andén de la retina
y su rastro
lastima los ojos,
de culebras y conflictos.

©Trini Reina
Agosto 2011

28 de junio de 2011

Entelequia XXI

Ojos que miran así,
desde la acera de la muerte,
vinculados a todas sus escrituras,
desnudos como bocas y derrumbes.

Ojos que miran así,
conjurados a favor de lo innombrable,
drenando vidas y memorias,
con la inmunidad
de sus cuencas escarchadas.

Ojos que miran así,
infringiendo derrotas
a la raíz de mis mayos,
hurgadores de la carne esclavizada.

Ojos que miran así,
hincados como tridentes
en mis huesos maldecidos,
agujereadas columnas
que se niegan a sostenerme.

Ojos que miran así…
¡apartad esas membranas tenebrosas
de estos mis ojos
que rehúsan apagarse!

©Trini Reina
Junio 2011

8 de diciembre de 2010

Entelequia XIX

 

Imagen de la red

Una hormiga
le invoca
desde el abismo
-ínfima voz que se alza
en las corolas del viento-.
Y ese salmo, imperturbable,
lo arrastra hacia las aristas.

Sus ojos otean la hondura
y presiente el pérfido ímpetu
que reclama compaña.

Las piedras,
seísmo bajo sus plantas.
En las alturas
no hay pájaros que comparezcan
con el hambre entre sus picos.

Le atrae
-cuerpo zafral-
el declive.
Y, ajeno de voluntad,
otorga potestad a sus élitros...

©Trini Reina
Dicciembre 2010

3 de mayo de 2010

Entelequia XVI

 

Imagen de la red

Obstinados buitres picotean el borde de las estrellas y el vendaval del silencio despeina los saxos del olvido.
Las arenas abren sus corolas en el aire y el oasis se transfigura en abismo.
El paisaje, apagado de verdes, se retoca de amaranto. Sólo las zarzas sobreviven a lo que ayer fue fronda, y macabro resulta el escenario. Bajo el péndulo de un sol que rechaza la gentileza del poniente, los alacranes aguijonean la concordia. Las huestes de Tanatos clamorean por un alma para su aquelarre. Y el ser, impávido, se aviene al sacrificio.

©Trini Reina
Mayo 2010

7 de febrero de 2010

Entelequia XIV



De repente los matices se invirtieron.

Desde el claror se deslizó, llegando a la oscuridad inoportuna. El ambiente se tornó vetusto, con un leve aroma a ferruginosas hazañas. Los crujidos que, por doquier, lo aturdían eran los cegados lamentos de la armonía condenada. Sobre las paredes de aquella estancia trastocada, la verdina tendía sus ínfimos tentáculos. Aguas viscosas entretejían todo y, en suspensión, un polvo incandescente por la escena se vertía. Entre tanto, el afilado miedo le quebraba las entrañas.

Un relámpago mal conquistó los cristales, y la persistente lluvia tamborileó contra el tejadillo de pizarra. Desde el fondo de un abismo desorbitado la conciencia se deshoja del árbol atroz de su penúltima pesadilla.

©Trini Reina
Febrero 2010

18 de noviembre de 2009

Entelequia XIII

Imagen de la red
Estremecida.
A contra línea del viento,
una calandria
-rotas las alas-
cruza la arboladura de la noche.

En su destierro extremo
sobrevuela un puerto delirante.
El peso sonoro de la muerte
negrea su estela.

©Trini Reina
Octubre de 2009

24 de julio de 2009

Entelequia XII

Exhortados por el deseo,
comparecemos
en el lugar preciso
que nos asigna la noche.

En nuestra piel,
la llave de lo que nos pertenece.
Conscientes,
cavamos perímetros
y equilibramos alcores
hasta desangrarnos
y revivirnos.

Y ahí quedamos,
prendidos
en el instante
de la isla efímera del tacto.

©Trini Reina