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5 de agosto de 2018

A contratiempo


Parados sobre agosto
y su delirio,
ardidos y oscuros,
como la tarde que moría,
y vencidos de lento verano,
fuimos dos fuegos
enfrentados a su pavura,
rehusando el agua
que la pasión les concedió
y que ahora, solos, giran
inmersos en la vorágine
de un invierno absoluto
que desgarra como exilio.

©Trini Reina/Febrero 2014 
Obra de Edward Henry Potthast 

16 de junio de 2018

Viernes y junio (De lo cotidiano)


Por sobre el ruido punzante, antipático y humano
que al alba quiebra la tranquilidad en la calle;
la fiesta vital y perfecta de los pájaros del patio
en esta mañana de viernes y junio.

 ©Trini Reina/2014

6 de febrero de 2018

Un día como tantos...(De lo cotidiano)


Cuando requieres silencio y alguien, a tu lado, pone rock a gran volumen.
Cuando quisieras llevar gafas que solo capten la belleza.
Cuando deseas hallarte frente al mar y sólo estás en la autopista.
Cuando ansías que brille el sol y el azul, pero una lluvia impertinente mancha las lunas del auto.
Cuando todo es gris: el día, los árboles, el asfalto.
Cuando reparas en la Torre Pelli, tan ajena.
Cuando la gente corre sin sonrisa y con paraguas.
Cuando sabes que no podrás comprar todos los pañuelos de los semáforos.
Cuando, en la parada del bus, la gente no se mira porque sus ojos están atados al móvil y a sus dedos.
Cuando el listo de la mañana comete una infracción y ni se inmuta.
Cuando la Policía asiste en un accidente y, mientras curioseas, casi te das de bruces con el que te precede.
Cuando admiras la Torre de los Perdigones y crees ver un faro.
Cuando te santiguas ante la Basílica y te suspendes en Las Murallas.
Cuando giras hacia el Parlamento, tan soberbio y callado.
Cuando a sus puertas ondean las pancartas y los gritos de los que,
con los pies y el ánimo encharcados, se revelan.
Cuando llegas a destino y te llaman y pasas…
Cuando de regreso llevas rehabilitada la decepción y en cabestrillo la esperanza.
Cuando te preguntan ¿Qué escribes? Y contestas: ¡Bobadas!


©Trini Reina/2014

22 de julio de 2017

Entelequia XXIX


Avanzan.
En silencio.
Apenas el rachear
de sus pasos
en el asfalto se presiente.

Avanzan.
Serenos.
La noche les cede
-con orgullo-
sus jirones confusos.

Avanzan.
Un aroma a derrota
los precede,
pero saben que en la ruta
se embosca la victoria.

Avanzan.
Y yo con ellos.
Con ellos y portando
los laureles inmarcesibles
del homenaje.

©Trini Reina 
febrero 2014
Imagen tomada de la red

21 de julio de 2017

La tarde regresa a su muerte


El viento, que azuza las ventanas.
El gris celaje subido de tono.
El silencio de pájaros en el árbol.
Las voces apagadas del vecino
y el resonar del ascensor.
Todo gira aplastando
este caparazón mío
de indolencia habilitado.

La luz, que se desarma y sucumbe
ante la gravedad de mis párpados.
El frío terrible que excava mis huesos.
La solitud establecida.
La melancolía acostumbrada.

La fiebre, el runrún, los relojes,
los alegres signos que me soslayan;
las palabras que, en otra coyuntura,
me alentarían.
La tarde, que regresa a su muerte.

©Trini Reina/marzo 2014
Obra de Gianni Strino 

17 de julio de 2017

Versóleo XIII


Grita
maldice
grita
se impacienta
grita
desbarra
grita
sin recato
sin respeto.

Guadaña es la palabra
desnuda de afecto.

Grita
vulnera
grita
se recrea
grita
disparata
grita
sin piedad
sin remordimiento.

Hoces son las voces
en la casa del infierno.
 
©Trini Reina/febrero2014
Obra de Oswaldo Guayasamin

7 de julio de 2017

Ella en la sombra


Lo que yo llamaba olvido
eras tú.
Pedro Salinas

 Llegó con afán de niño
y cuerpo de penumbra
y sembró de alegorías
tu jardín inhabitado.

Soñador en la cumbre,
poeta del abismo.
En sus aires exigía
el final para tu llanto. 

Ventura y claridad,
presencia aislando negruras
y habitando de soles tu
refugio de sombras.

Cometa azul sobrevolando
los tendones del frío.
Llave de la aurora
que tu noche requería.

Él, que con su nombre
bautizara al olvido,
con olvido apagó
el ascua de tu alegría.

©Trini Reina /2014
Obra de Catherine Wiley

28 de junio de 2017

De lo cotidiano, Nubes y azules


Asoma el sol tras una nube y sus rayos reverberan en la pared encalada.
En la sombra en que me hallo se produce un instante de luz suprema.

Un gorrión recolecta migas de pan entre la grama que tapiza el jardincillo. De repente, se hace agua la ventana. El pájaro alza su vuelo y se refugia en las frondas del ligustro.

El chaparrón finaliza tan aprisa como comenzó. El sol reaparece y el ave vuelve por su sustento.
Una lagartija repta sobre las piedras y se ampara en la hojarasca.

©Trini Reina/23 de junio de 2014

Avenate XX


Hay hechos extremadamente íntimos, como el nacer y el morir. Yo añadiría también la enfermedad... Solos e íntimamente nos enfrentamos a ellos; por muchas personas o parafernalia que nos acompañen, o lo parezca, a la hora de...
Solos. Solos hemos de encontrar coraje para nacer, para sanarnos, para morir.

Podríamos decir que, pensando así, más nos valdría no esperar nada de nadie; pero eso ya sería el colmo del vacío del vivir. Así que continuemos: en la alegría, la agonía, o el dolor, dando y dándonos ejemplo, y sigamos, íntegros, combatiendo contra el tesón de la soledad.

 ©Trini Reina
marzo de 2014
Mis fotos

13 de junio de 2017

Del dolor y otras omnipotencias


La palabra, la renuncia,
la ubicuidad del miedo,
la mansedumbre de las manos
y las lunas a contraviento.

La desmemoria del amor,
el remolino del cabello,
los augurios de las sienes 
y las grutas del desconsuelo.

La fiebre de los ojos,
la incógnita del entrecejo,
de la insensatez, las alas,
y el abismo de los huesos.

La miseria sobre tantos,
la tiranía contra el pueblo,
la vergüenza, propia y ajena,
y de los gritos, el silencio.

Las telas y las entretelas,
la vaguada de los senos,
la asfixia de la esperanza
y del mañana, su misterio.

El insomnio y la derrota,
lo insostenible de este tiempo,
la envidia de los otros,
los pilares -sin base- del sueño.

Bajo el dolor,
al completo la carcasa.
Bajo el dolor -el valor-
de bruces al suelo.

©Trini Reina/junio 2014
Pintura de Aram Nersisyan

12 de junio de 2017

Versóleos XIV

 

El interior
en sus sombras te acoge;
mientras el sol
en las afueras se bate.
La hiedra de tus temores,
génesis constante.

Surca el mar, impasible,
la luz de tu desaire.
El viento, artero,
en su pico trae
un adiós sin pañuelo,
un olvido irrefutable.

Sola en tu balcón de luto,
la soledumbre es herida
que tristezas combate. 

©Trini Reina/marzo 2014
Obra de Homer Winslow

31 de mayo de 2017

Versóleo XII


Desde el fondo de este silencio
que me ciñe
se desgaja un grito imperioso
que quiebra cadenas
y se hace denso
y fluye.

El duro ser que soy
se niega a vomitarlo,
lo mastica,
bajo la lengua lo contiene hasta dolerse
desde las víscera hasta el temple.
Pero el grito tiene la furia de lo que callo
y la memoria de lo que silencié.

En una náusea ensordecedora
de incoherencias y derrota,
sobre el aire viaja
en una vorágine sin sentido
y rolando impacta contra
las paredes que me componen.

Temblando,
sobre mí misma me cimbro
y lo apago
con la húmeda salud del llanto.

© Trini Reina/enero de 2014
obra de Edvard Munch

30 de mayo de 2017

Versóleo XV


Si despiertas,
centrada la madrugada,
desconcertado,
acaso mi estela,
para dolerte,
zarandeó tu sueño.

©Trini Reina/abril 2014
Obra de Edward Hopper

Mayo jacarandea


El camino es una herida
violeta.
Las jacarandas, florecidas,
puñales fascinantes.

©Trini Reina/mayo 2014

24 de mayo de 2017

Versóleos XVIII


Dame la miel incendiada de tu beso,
posa la paz de tus dedos en mis sienes,
abre el arco ascua de tus brazos,
borra de mis ojos el exilio
y sé la quemadura de mis sombras.

Tú, que bebes la luz de mis misterios,
tú, que me arrancaste de la muerte,
dame el blasón de la ventura,
navega en la brisa de mi risa.
Y que los inviernos de mi piel,
del verano de la tuya se alimenten.

©Trini Reina/junio de 2014
Pintura de Jarek Puczel

10 de mayo de 2017

De lo cotidiano, La alarma


Nadie la silencia. Nadie. Suena la alarma de un coche bajo mi ventana. Suena, suena, suena… Nadie acude a detener ese sonido impertinente. Pasan los minutos, se suceden los portazos, los precipitados pasos en la escalera, unas llaves que al mármol caen, la maldición…
Suena, suena, suena.
De repente, el paréntesis, el tremendo silencio que sucede al espanto del ruido.
Luego, lentamente, retornan los sonidos cotidianos que, ahora, tras el estrépito, incluso parecen soportables.

©Trini Reina
abril 2014 
Pintura de Ernest Descals