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23 de julio de 2025

Epílogo

 

Una a una rompí, ensañándome acaso,
las hojas ligeramente sepias de aquella finada fábula.
Ante mí quedaron trizas inanimadas,
como pétalos arrancados a una rosa marfileña:
Aquel beso morosamente delineado,
con el lirio de mis labios y el ímpetu de tu boca;
aquellas caricias fieramente fugitivas,
el deseo desarbolado, la ternura inquieta;
asoleadas tardes que se escapaban de la piel,
pese a nuestro afán de eternizarlas;
eternas noches extrañándonos;
auroras tornasoladas,
días huecos de no encontrarnos o pletóricos,
en que el amor nos encadenaba con su seda.

Luego llegó el terrible epílogo y, de su mano,
el fragante olvido.
No hubo lágrimas durante la incruenta inmolación;
se habían agotado en la extraña travesía.

Una sonrisa demorada fue ese día mi compañera.

©Trini Reina
11/12/2008

22 de julio de 2025

Tránsitos


Rodeada de un jardín que frecuentó mejores primaveras, la casa vacía gime, como Julieta rechazada.

Crepitan los guijarros de la entrada, desacostumbrados al peso de los pasos, y protestan los goznes en la puerta enmohecida. Un hálito viciado recibe a quién un día fue dueño de las llaves. Desde fuera, las ajadas ventanas, sin la caricia de los visillos, semejan cuencas ciegas. Se percibe el dolor de las paredes, gritos que nunca descifraremos, y la huella que dejaron los espejos expoliados, la mirada martiriza.

Agazapada en el raído sofá, dormita la soledad, cansada de su reinado sempiterno. Sobre la destartalada mesa, los papeles amarillentos nos cuentan una historia apulgarada.
En el dormitorio los sueños se desperezan sobre el esqueleto de la cama y al antiguo morador, al presagiarlo, le crujen de humedad los huesos.

El sol penetra a través de las lágrimas de los cristales y las sombras se persiguen, tropezando en los rincones... desquiciadas.
Las arañas hilan encajes en las destartaladas aspas de la lámpara y fundidas, las bombillas, emulan estrellas muertas.

En el aire, un leve aroma de consumidos tiempos, la estela de amores gozados y destruidos, un reverberar de niños apurando la infancia; el eco de voces y risas que emanan desde las entrañas del pasado.

Por los pasillos desfila la ausencia, tocada de pardo velo.

Él transita cada espacio memorable, sus dedos se demoran en los tabiques desconchados y los recuerdos se desfondan en cascadas. El polvo lo envuelve todo y en el corazón exiliado de quién con nostalgia lo contempla, la sangre, por un instante, se torna ceniza.

©Trini Reina
01/09/2008

21 de julio de 2025

En principio

En principio fue tu corazón el que, voluntariamente, se arrojó al abismo de la ausencia. Y luego, a dolor lento, he ido perdiendo todo de ti.

Los fugaces amagos de pasión que, por error, me brindaste se tornaron nebulosos y tu imagen se volvió sepia para anular, en mi retentiva, cualquier aire de tu rostro.

Las letras se desarticularon hasta perder sentido y desvanecerse de tus amarillentas cartas. Las promesas se licuaron, como fugitiva nieve al sol, y enmohecida, al fin, agonizó la esperanza.

No me queda nada de ti. Ya se ahogó tu mirada en el agua de mi espejo y el tiempo apagó la pálida luz de tu risa; inclusive el recuerdo, que como oro protegí, en ese lugar de mi alma a tu amor reservado, se ha convertido en plomo o, al menos, tan poco vale; y como tal pesa.

©Trini Reina
26/05/2008

20 de julio de 2025

Sueños

Imagen de la red
He soñado que el reloj se paraba
y lento, como un dolor de madrugada,
comenzó a retrasar sus manecillas.

He ido desandando caminos.
He retornado a desojar margaritas.
He vuelto a sentir bajo mis pies
la dulce inquietud de conspiradora orilla.
Donde nuestros brazos se reconocieron.
Donde los labios, a besos, la sed eludían.
Donde dos corazones incendiados de pasión,
enloquecidos, tañían,
y dos almas entregadas
descubrieron la alegría
que el amor es capaz de otorgar
a los que, pacientemente, lo perseguían.

Desperté enamorada,
el corazón palpitando de dicha.
Abrí mis ojos que brillaban.
Te vi, y me sonreías.

©Trini Reina
08/04/2008

 

18 de julio de 2025

Penélope

Obra de John William Godward
Cuando besaba
-hace tanto tiempo de esto-,
besaba con toda la boca
y en ocasiones,
por los labios, el corazón
y hasta el alma se le escapaban sin freno.

Sus pasos son breves, seguros, ligeros…
Y la música depende de los zapatos
con que acaricia el suelo:
bajos, brisas y espumas;
altos, retintines cascabeleros,
y el talle cimbreante,
como juncos al viento.

Nunca sonríe a medias.
Clara es su risa,
a borbotones,
con el rostro en pleno.
A menudo lo hace
y pareciera exhortar al universo,
como las campanillas alborozadas
de la espadaña del cielo.

Si en sus ojos divisas una lágrima,
diez, o un ciento, preocuparte no debes,
que son consecuencias del gozo
que está sintiendo.

Y Penélope huele…
a jazmines o a cerezos,
a hembra con los pies en la tierra,
a sensible mujer asida a sus sueños,
a pasión por la vida,
a claveles,
a indómito brezo…
A eso, a eso huele su cuerpo entero.

©Trini Reina
04/11/2007

17 de julio de 2025

A pesar

Autor de la pintura: Vincent Van Gogh

A pesar de tu voluntad,
que lucha por huir de esa prisión
donde el alma yace encadenada,
a pesar de que tus alas,
a fuerza de ti, han parido nuevas plumas,
a pesar de que a diario
el cielo te otorga su azul de gala
y que el viento,
que sopló sobre las nubes hasta espantarlas,
dispuesto está a tu antojo plegarse
y contigo libre alzar el vuelo,
a pesar de que tu corazón
despreció su vieja sangre
hasta eliminar de sus adentros aquel amor ingrato,
a pesar de que lo enterró, sin sudario,
entre las escorias del olvido,
sigues cautiva de esa tristeza,
que de negros laureles te corona.

Mientras,
yo anhelo que de ese largo dolor te desprendas
y así, ya retornada del exilio, en tus labios florezca la risa
y de tus ojos broten a racimos las estrellas.

©Trini Reina
14/07/2008

14 de julio de 2025

Días

Autor de la fotografía: Goathemala

Días de vergeles o abismos.
De acerbas lágrimas o asoleadas risas.
Días de laureles o vino amargo;
visibles o invisibles días.

Días amables que se eternizan,
y marcados a fuego permanecen
en el riguroso pergamino de la vida.
Días que a la melancolía se adhieren
y anhelas incinerarlos en la memoria,
con tesón y cal viva;
pero hasta las cenizas duelen
y el olvido te esquiva.

Días de inútiles silencios,
de canoros pájaros,
de palabras suspendidas.
Días austeros incluso en sus grises.
Índigos y rumbosos días.

Días sublimes hasta el pecado,
o subrayados de insidias.
Días de soledad y cipreses.
De auroras y siemprevivas.
Días sonorosos, cual fragor de olas.
Días mortecinos que hieren las horas en su agonía.

Hay días en que el alma,
a medio latido,
suspira, suspira, suspira...

©Trini Reina
De los poemarios"A medio latido del alma" y "Azules atardeceres de la memoria"

9 de julio de 2025

Viaje de vuelta

Imagen de la red
Te ha malherido el desengaño. Robó tu certidumbre, la terrible dama blanca. Con alevosía saqueó tu ilusión y de raíz seccionó el amor que de tu ser emana.

Por los corredores empolvados de la que otrora fue tu casa, la fe que en la vida pusiste arrastra su mortaja. El sol se cuela por la soledad de las ventanas y las sombras suspiran sobrevolando tu joven alma. En las paredes, ahora desnudas, reverberan las risas, los propósitos imposibles, las edulcoradas palabras y el eco de la realidad te devuelve, a jirones, la esperanza. En la cocina reposan los vasos, velados de polvo y nostalgia. Las sábanas ya sólo abrigan el tremendo vacío que se apoderó de tu cama.

Todo allí te pertenecía, excepto la envoltura que lo guardaba y cargaste en la maleta los restos de la felicidad truncada.

Despliega su furia el verano, el sol achicharra la tierra en esta tarde que sangra y en tu semblante el dolor transforma en luna la palidez de tu cara. Ante ti se abre un camino de duros ángulos y vastas murallas.

Cierras la puerta tras de ti, abarcando el fin con adolorida mirada, las lágrimas se niegan a surgir, tu corazón se las traga.

Te ha malherido el desengaño. Robó tu certidumbre, la terrible dama blanca. Con alevosía saqueó tu ilusión y de raíz seccionó el amor que de tu ser hacia su ser emanaba.

©Trini Reina
12/06/2008
Del Poemario "Azules atardeceres de la memoria"

8 de julio de 2025

La jota de tu risa

Sólo pretendo ser línea de espuma en tu mar,
mínima partícula que se desliza en tu cielo,
una gota en el agua de tus fuentes,
un minuto al día en tus pensamientos;
la cinta de tu libro,
botón de tu chaleco;
en tus otoños, una hoja seca,
y una nube en tus inviernos;
la “jota” de tu risa,
poesía que adule tus sentimientos,
el secante de tus tristezas
y la panacea en tus tormentos.

¿Ves mi amor que poco pido?
Y tú, que te guardas quedo,
no envías señales
que agiten las frecuencias de mis silencios.

¡Qué soso eres bien mío!
¡Qué flojera abona tus huesos!
Si no te pido que corones en globo, la luna;
ni que recorras en patinete el universo.
Sólo deseo una mirada furtiva,
que hasta mí se descuelgue,
desde tus ojos negros.

Y un beso de tu boca
y una sonrisa que espante mis miedos,
una caricia de tus manos
y el roce en mi cara de uno de tus dedos.
una palabra de cariño
o un jazmín para mi pelo.

No deseo que me pesques una ola,
ni que me bajes un lucero,
sólo que cruces la acera,
que yo, a tu altura te espero,
con el corazón en vilo
y el alma en suspenso.

No dirás que soy ambiciosa,
no dirás que de egoísmo muero.
¿No ves qué poco pido?
¿Por qué me esquivas entonces, moreno?
Si tan sólo pretendo ser, en tu bolsillo, un sueño.

¡Y mira si tengo arte!
¡Mira con qué arte te quiero!
Que si a sabiendas de todo,
aún me guardas recelo,
la libertad te otorgo,
para que con ella engalanes
el ala de tu sombrero.

©Trini Reina/2005
Reeditado el 27/04/2008
En los Poemarios "Azules atardeceres de la memoria" y Azules rotos"

7 de julio de 2025

Sombras

Obra de Fariba Baghi
No la busques al borde del mar,
en aquella playa imposible, salpicada de gaviotas.
Tampoco en la riberas argentinas del río,
confundida con los naranjos, bañada de azahares.

No la busques en las cumbres ceñidas de nieves;
ni en las laderas tapizadas de arcaicos olivos.
No la busques en el epicentro de su mundo;
ni en los grises suburbios de tus dominios.

No la esperes, que no surgirá de las alas del viento.
Ni comparecerá embrujando a la noche,
ni galanteando a la mañana.
No la hallarás platicando con la luna,
ni vagando por las aristas de un lucero.

No la busques... que partió a otra tierra,
a reverenciar a otros dioses.

No la verán de nuevo tus ojos,
mas su imagen pervive en el tálamo de tu retina
y, a veces, para dañarte, se despereza,
lacerándote con su hermosura.
No volverás a palparla,
pero tu piel, al evocarla, se entibiará de gozo,
hasta que con un ramalazo
se percate de la soledad que la vulnera.

Aún sin atreverte a exhalar,
presientes que te besa
una sombra de humo vestida.
Mas la huella helada de esos labios
que dejaron de besar los tuyos
para siempre desertó de tu boca.

Tal vez alguna tarde, cuando desfile el crepúsculo,
la brisa silbando reavive en tus oídos su voz
y un escalofrío espoleará tus sentidos.
Imaginarás que es ella, la que se fue,
que por tu lado pasa;
pero no la busques en las afueras,
tantéala en los recovecos de tu alma,
porque ya sólo reside… en ti fundida.

©Trini Reina/2005

30 de junio de 2025

Simas

Imagen de la red
Como desde las afueras, se asoma al pozo sin fondo que le ocupa, hoy más que ayer, el alma.


Quieta. La mirada sobrevolando la holgura de lo hondo; los pulmones a medio respiro; observa las fauces de la soledad que allí, soterrada, la reclama. Si piensa en la sucesión de años por vivir, inmersa en ese país de tinieblas, le gana el vértigo.

¡No! Grita alguna partícula de esperanza que aún en su seno habita. 
¡No! Testaruda, acentúa su rebeldía en vano... La mente se deja amamantar por la tristeza.

De vuelta a la sima que irreverentemente la atrae, cierra los ojos cansados y se entrega a la efímera muerte del sueño, y ya, dormida, la sal de una lágrima se solidifica en su mejilla, testigo de la desesperanza que la abarca.

©Trini Reina
12/10/2008
Del poemario "Azules atardeceres de la memoria"
 

15 de julio de 2018

Feliz...



A veces, sin previo aviso, de repente, un aluvión de bienestar, una riada de gratitud a la vida, me colma el espíritu. Es una sensación tan extraña, tan hondamente jubilosa, que su furia me comprime el pecho, como si fuese un acordeón por una mano invisible acariciado.
A la garganta confluye una ola de dicha y muerdo mis labios para no gritar a los cuatro vientos la felicidad que me posee en ese instante esplendoroso, pues el mundo pensaría que, definitivamente, perdí la cordura. De los ojos escapan unas lágrimas, tan de goce que más parece la carcajada muda de los sentidos. Confieso que ese estado es tan íntimo e intenso como efímero. Mas, cuando a mi organismo lo inunda tal oleada, me queda en el cuerpo un regusto a gloria que suaviza mis músculos y nervios, que empapa de energía mis huesos y órganos, que arrulla a mi alma y la serenidad le confiere…

©Trini Reina/18/07/2007
Obra de Alexandra Nedzvetskaya

10 de julio de 2018

Días de sol...


¿Dónde fueron a morir los días de sol,
aquellos días felices como estrellas?;
la casa, que hería con su blancura,
las puertas, eternamente abiertas,
por donde la dicha, entrando y saliendo,
tintinaba sus campanillas.

¿Dónde fueron a morir aquellos días jóvenes y azules?
¿Dónde giran pulverizados?
Días, perpetuamente albas,
mañanas de árboles desnudos, vestidos de pájaros,
tardes de tremolantes rosas,
irradiando su fragancia
en los jardines sembrados de niños alegres,
con sus sonrisas de cometas.

Reminiscencias tibias de unos días
en que la sal de las lágrimas jamás tocaba al corazón. 
Hermosos días de espontáneas risas, blancas y dulces.

¿Dónde fueron a morir aquellos días dobles de sol?
¿Por qué ahora las nubes maculan 
tan frecuentemente el horizonte?

®Trini Reina
06/12/2007
Obra de Alexey Slusar

7 de julio de 2018

Azures aires


Azul te descubre mi mirada, pueblo mío.
Azures se respiran tus aires.
Enamorada soy de tus albas
y, del fulgor de tus crepúsculos, amante.
Olvidado e íntimo fuiste,
aunque ahora duelas de grande;
mas el eje donde nací conserva,
la raíz inalterable.

Me abruman los años, pueblo mío.
Con cinco sentidos admito contemplarte.
Mis pasos adrede se demoran
en la placidez de tus calles,
como si les fuese la fe y la vida
en paladearte.

El verano te amarillea las facciones.
Y en primavera rezuman pasiones tus parques.
Los naranjos florecidos aroman
los sueños de tus habitantes.
Y en las palmeras cabriolea,
sin rienda el levante.

Ya no vuelan mis pupilas
buscando horizontes inalcanzables,
ahora, serenas mis alas,
en tu seno anhelo quedarme,
hasta el último de mis suspiros, pueblo mío;
cuando el exilio final me allegue
a las fronteras de mi sangre.

©Trini Reina/2008

20 de junio de 2018

Verdinegros



De sobrio encaje sus ramas.
Verdinegros.
Veteranos espectadores
de incontables duelos.
Observan, estáticos y esbeltos,
lo que otrora fue camposanto,
y ha transmutado en jardín
de infantes juegos.
Hoy la risa de los niños los empapa,
como antaño el llanto por los muertos;
testigos fueron y son
del brusco vaivén de los tiempos.
Mas ahí continúan,
inquebrantables, eternos.

Los cipreses:
dignos escoltas del viento.

©Trini Reina/8 de octubre de 2008

29 de abril de 2018

Te veré mañana...


Te veré mañana...

Aguárdame en la hora más tenebrosa de la soledad esclarecida.
Presiénteme constante a tu costado, allá en las aristas del crepúsculo,
o en la incomparable cerrazón de la madrugada.
Espérame en la última frontera de esa pasión que nos puebla.

Te veré mañana...

Aunque se desvanezcan bajo mis huellas los caminos
y sólo al espíritu quede fortaleza para a ti allegarme.
No podrán detenerme tempestades ni mareas;
ni siquiera las multitudes en los andenes.

Espérame a la diestra de vergeles decadentes
o en las exuberantes ramas de la aurora.
Mi fervor conquistará rompientes
como fragata en pos de una isla en la esperanza.

Te veré mañana...
Aunque haya de arrancar, una a una, las espinas al exilio.
Espérame que iré, aunque la nieve de tu olvido escinda mis alas.

®Trini Reina
14 de enero 2009
Del Poemario "Azules atardeceres de la memoria"

12 de abril de 2018

Instantes


Entre tus manos confinaste las mías;
nunca hubo prisión más dulce.
Todo el peso de tu deseo
en aquella caricia,
todo el ancho del amor
en la yema de mis dedos.

Luego, aún las manos fundidas,
apartamos de ellas la mirada,
y se encontraron nuestros ojos.
Espejos que jamás necesitaron
la pericia de la palabra.
Todo el peso del deseo
en ese tu contemplarme,
todo el ancho del amor
en mis pupilas.

El mundo detenido.
Interrumpieron los pájaros el vuelo.
Cesó el viento de bambolear ramas.
Hasta el mar enmudeció las caracolas
y decretó silencio a sus olas.
Todo el peso de tu deseo
a mis sentidos suspira.
Todo el ancho del amor,
en mi corazón danza.

Tú y yo,
suspendidos en ese instante recogido,
donde concordaron nuestras almas.

®Trini Reina 28/08/2008
Obra de James Crandall

7 de abril de 2018

Abril...


Trae abril aguas de recuerdo.

Amaneceres azules con blancos lunares.
Crepúsculos que se alargaban hasta elevar las lágrimas. Gaviotas que explayaban su libertad ante nuestros ojos, logrando que anhelásemos, como nunca, la alegre insurrección de unas alas.

Regresa abril perturbando mis sentidos, al dolor adormilados. Trae aromas de mar, murmullos de apacibles olas, suspiros de brisa jugando entre arenas y mareas… Retratos en sepia, que se despliegan en la memoria, soliviantando la paz de las pupilas.

Nace y muere abril. Inicia y cancela hojas en el calendario, mientras una página perdura indeleble en su inmarcesible transitar.
Reminiscencias de aquel abril, sobrado de lunas,
que dolorosamente contrasta con éste,
tan corto de estrellas.

- Va y viene abril -
©Trini Reina/23 de abril de 2008

15 de diciembre de 2017

Adentros...


Del sino del viento prisionero,
con grilletes de espuma encadenado,
huyendo a desgana de los cantos de sirenas,
este Ulises, al que ya ni Penélope espera,
abdica de arribar a su Ítaca.

Hastiado de avizorar el ocaso,
por si de un postrero rayo
viniera colgada la esperanza,
al oeste del averno se sienta,
anhelando que, desde la otra orilla,
a rescatarlo de ese vivir sin vida,
acuda el barquero de la Parca. 

®Trini Reina
14 de mayo de 2008

19 de octubre de 2017

La tentación de las tinieblas


Resides ahí, en un saliente, de cara al precipicio;
tú, a quien tanto amo.
Te bamboleas, mostrando tu insolente sonrisa de estrellas
y a mi corazón lo invade en hordas la angustia ciega.
Me obstino en ampararte con mi sombra,
Y, sublevada, con mis frágiles fuerzas pugno
por evitar lo irrevocable: tu destino.

Infatigables buitres te sobrevuelan.
Carroñeros que tú mismo atraes a tus aires.
De rocas hace tiempo se perfilan tus caminos
e, insurrecto, te niegas a esquivarlas.
Te deslizas presuroso hacia un mar de hostilidades,
sin calibrar el peligro de sus tortuosas orillas
y aún en tu delirio, ondeas ufanamente las banderas,
así la ola más fiera te avizore y trague.

Ya las palabras que ante ti esgrimí perdieron sustancia,
y mis armas -por siempre blancas- de estériles se oxidaron.
Y aquí estoy, impotente ante las tinieblas que te abarcan
y a las que, inconsciente y desnudo, codicias prodigarte.

Y sé, porque mi amor por ti es infinito,
que, incluso hasta esas tinieblas frente a las que
con tanta fe luché para evitarte,
me adentraré contigo...

©Trini Reina/setiembre de 2008

Obra de Dame Laura Knight