El
patio interior, por unos instantes, parece escenario donde se celebra la venida
de la primavera.
En
el encuadre, el sol es foco que oscila del azul al gris, al azar de claros y
nubes inconstantes; las plantas decorativas, por lo común tan sumisas, aparentan
fronda de hojas prietas y rutilantes, y un escándalo de pájaros, con su
tremolar de alas, con sus idas y giros, y píos y píos, y piares…
El
patio es espectáculo que bulle y trasmina mis sentidos aletargados.
De
repente cae el telón.
Los
pájaros huyen o callan, las plantas regresan al invierno de sus tiestos y el
sol se deja vencer por nubes y pereza.
Salen
al patio las vecinas del primero y rompen el hechizo con sus voces, que
conversan sin respiro y algunos decibelios por encima de las leyes (no escritas)
de la siesta.
Se
espanta Primavera y retorna a su
caverna.
Es febrero, espera, aún es
pronto, recuerda…
©Trini Reina/febrero 2017
Imagen de la Red
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