Fotograma de "Orgullo y prejuicio"
Me consta que eres valerosa, que posees redaños para vencer reveses, por eso te abandono, a tu albur, con los ojos vendados, a orillas del abismo.
Sé que, como ave Fénix, una y otra vez resurges de tus íntimas cenizas, de ahí que clemencia por ti no siento y mis manos, con celeridad, te empujan hasta allegarte al núcleo de la hoguera.
Sé que tienes poder para resguardarte y que ostentas la suerte del que por ella lucha; así que sin dolor de tu ser me ausento y en la mayor soledad te dejo a los umbrales del infierno.
Y entonces yo, como Pilatos, me lavo las manos y limpio de ti, estrenando liberación, parto a la conquista de vírgenes caminos.
© Trini Reina
20 de mayo de 2007
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