A Marí Carmen y a Emilio
Hoy
-cosa extraña-
la casa
es un estruendo silencioso
que se alarga.
No gritan los niños,
ni los perros ladran,
ni los pájaros del patio…
Es tremendo el sigilo
que el aire arrastra.
De algún lugar inconcreto
surge una melodía
-apenas insinuada-,
que hace más violento
el mutismo y la causa.
Hoy,
se adelgaza el silencio,
Y sólo se siente
el voraz insistir
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