¿Qué aguardas?, di.
Tú, solitaria sombra amarga,
ahí conspirando con la espuma,
mientras tu alma se adelgaza.
Di, ¿qué aguardas?,
sombra ajena a la fortuna,
mujer desnuda
de hombre y amor.
Tu cuello,
blanca luna que se recuesta,
tu boca,
sed y grito
convocando fuegos transparentes
que te alleguen,
a esa orilla
que se te niega.
Tus ojos,
llamas negras y prohibidas,
lento humo para mi desvarío.
Mi vencida voz impaciente
se posa en tu figura impasible.
Y sigo aquí,
neutro heraldo que conmueve,
y en vano te nombra.
Y pierdo la verticalidad de este deseo
que fracasos sangra,
y giro dentro de la soledad que me cubre
con la sierpe de tu desprecio,
y me acuna la cóncava luz que deriva
hacia el témpano voraz
que en mi costado se demora.
¿Qué aguardas?, di,
suspendida en la arboladura
donde sentaste tu sombra.
©Trini Reina/Marzo de 2011
Obra de Claude Monet
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