¿Qué aguardas?, di.
Tú, solitaria sombra amarga,
ahí conspirando con la espuma,
mientras tu alma se adelgaza.
Di, ¿qué aguardas?,
sombra ajena a la fortuna,
mujer desnuda
de hombre y amor.
Tu cuello,
blanca luna que se recuesta,
tu boca,
sed y grito
convocando fuegos transparentes
que te alleguen,
a esa orilla
que se te niega.
Tus ojos,
llamas negras y prohibidas,
lento humo para mi desvarío.
Mi vencida voz impaciente
se posa en tu figura impasible.
Y sigo aquí,
neutro heraldo que conmueve,
y en vano te nombra.
Y pierdo la verticalidad de este deseo
que fracasos sangra,
y giro dentro de la soledad que me cubre
con la sierpe de tu desprecio,
y me acuna la cóncava luz que deriva
hacia el témpano voraz
que en mi costado se demora.
¿Qué aguardas?, di,
suspendida en la arboladura
donde sentaste tu sombra.
Obra de Claude Monet
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