Los tulipanes se suceden
en el país de mi pijama
este domingo naranja
que corre
por las alamedas de las nueve.
Canicas de azúcar
endulzan la taza
que el café oscurece
y se aclaran las espigas
de mis ojos que te miran.
En la terraza
el sol enciende las equinas
y reverbera en los cristales.
Un rayo de luz se evade y posa
en la firmeza de tu espalda.
Baja lentamente el día
y, a los alcores del amor,
sube el deseo.
Olvidado queda el desayuno
sobre la mesa de escarcha
y arden y se deshojan
los tulipanes…
y las ansias.
Imagen de la red
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