Para ti la prisa de mis manos,
la aurora febril de mi sangre,
la fiesta clandestina del talle,
la armonía en fuga de los domingos;
mi germen.
Para ti la candela de mis labios,
el terso cauce y herido de mis senos,
el iris del instinto y su impaciencia,
el callado arrebol del deslumbre;
mi presente.
Para ti el adiós a la inclemencia,
la dádiva elevándose del gozo,
el no al desamor y sus vísceras,
el sí a este súbito y rojo sortilegio
que me crece.
Para ti las llaves de la certeza
y el deshacer, a vivo amor, la furia
de tus incertidumbres.
Para ti…
©Trini Reina
Septiembre 2016
Obra de Anna Razumovskaya
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