que endiosamos a los astros favorables
y realzamos las aptas curvas para la dicha
y blanqueamos canciones que desgajan la memoria
y frecuentamos sueños cansados de soñarse.
Sucede
que hay mentiras que auxilian el existir
y verdades que sin traición nos acuchillan
y madrugadas fatídicas en su victoria
y crepúsculos aprisionados en su belleza.
Sucede
que hay soledades rayanas al paraíso
y silencios implacables como diablos
y pasiones que destierran la cordura
y desdenes que se indultan a sonrisas.
Sucede
que con sus alas y sus abismos,
sus licencias y sus desidias,
la vida nos va montando el escenario,
el teatro veraz donde nos interpretamos.
Cuando caiga el telón no habrá aplausos
-acaso, sólo desmemoria-.
Sucederá
que ni los extrañaremos.
Obra de Vyacheslav Korolencov
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