Cabalgué murallas
como si fueran libélulas.
Vencí libélulas
como si fueran tormentas.
Dispersé tormentas
como si fueran ortigas.
Dormí ortigas
como si fueran incógnitas.
Apagué incógnitas
como si fueran anclas.
Y descendí hasta tu Olimpo,
y no estabas.
Ahora,
apenas soy la lívida corteza
del planeta que fui.
©Trini Reina
23 de noviembre 2012
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