Desabrocha
el otoño
sus
alas perpetuas y amarillas.
Y
recuento las horas de ayer,
que
se reflejan
en
las lunas cansadas de mi calendario.
Las
hojas que hoy las ramas
-sin
ternura- derriban
son
tan afiladas como aquellas
que
otoños más altivos inmolaron.
Los
años que pueblan este bosque
no
adivinan cuántas hileras sumará
su
diámetro imperioso.
Gira
de sur a oeste el viento,
y
es veleta la melancolía.
El
sol se bate cuerpo a cuerpo
con
las nubes,
centinelas
mal dispuestas
que
pierden la cruzada,
no
sin antes verter la ofrenda de lluvia
que
noviembre demanda.
Este
otoño,
que
en los contornos se agiganta,
es
aguja que hostiga
las
almenas de mis lágrimas.
Obra de Omar Galliani
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