amapolas que brotan desde el
dolor
y al aire de tus ojos se
derraman.
En la fiera cumbre del ocaso,
eres nido en olvido,
pájaro sin alas.
Tan de nadie,
tan fuego dormido,
tan abandonada…
Mujer,
ternura irrefutable,
cadencia, fiebre, ancla.
Tu llanto es callado,
como tu hondura triste
que a la soledumbre se adapta;
Mujer que te diste y te diste;
te diste, mujer, a la nada.
Obra de Katarzyna Kurkowska
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