Al
heroísmo no aspiraba tu odisea.
La
labor se alió con el azar
y
arribaste a la única isla
que
te negaron los dioses.
En
noches como esta
que
el viento va desatando nudos,
sus
silbos se combinan
e
imitan aquel canto tuyo irrepetible.
Tú,
llama altanera,
tú,
sangre otrora irascible,
tú,
náufrago que penas,
tú,
varado tras ventanas
de
ausentes visillos
(Ojos
abiertos a la intemperie).
Tú,
transitando crujías
habitadas
de sudor y llanto,
de
seres maniatados
a
la infame lentitud del tiempo.
Tú,
que eras viento… ¡qué serás ahora!
Albatros
varado en liza hostil,
sin
heridas, sin huidas, sin salidas…
Esta
noche que el viento rola
desnudo
y lujurioso,
sus
silbidos trasminan mi ensueño
y
sueño
que
el mar abrió compuertas,
que
las mareas sendas forjaron,
que
ungieron las olas de urgencia tu regreso.
Pero
sigues allí:
acuidad
vulnerable,
lumbre
quieta,
ilusas
alas…derrota.
¡Ojalá te salvaguarde del desespero
aquella y tuya cantilena
-que
tanto extraño-
y
nunca logré interpretar!
©Trini Reina/Febrero de 2017
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