Mi coraje es una fábula,
un cuento sin comienzo,
un intermedio perpetuo.
El ímpetu huyó llevándose
hasta el último de sus
lirios.
Ni dejó dirección,
ni literatura de despedida,
ni aritmética.
Poseen los huesos un
cansancio tan íntimo…
Vulnerabilidad se llama mi
coraza.
El aire que la bordea,
el brío que la
diferenciaba,
ahora es granizo y desvarío.
¿Dónde fueron a perderse
los afanes?,
¿he de acostumbrarme a
esta pereza insaciable?
Pero, ¿cómo podré domeñar
la sed de vida y canto
Pintura de Saim Dursun
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