tus ojos de mar o gato,
la levedad sonora que tu
pecho agita,
el ajuste de tu lengua a
la geografía de mi boca,
la fuente aleve del
instinto,
la libertad sin sombra del
deseo.
Todo se torna voluptuoso.
Plenitud logrando su
cumbre.
Y yo, suspendido en tu
aurora, tiemblo.
Tiemblo,
de premura y fiebre.
©Trini
Reina/Octubre 2017
Obra de Jacqueline
Osborn
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