Imagen de Tom en Pixabay
Ya perdieron sal mis lágrimas.
Ya la añoranza, a mi espíritu dejó de herirlo.
Ya en mis ojos brilla naciente la alegría;
y la tristeza, desahuciada, optó por otros caminos.
Ante mí aflora un amor incipiente,
de lozanos aires y renovados bríos.
Y mis sentidos, que lo presienten,
aceptan el desafío.
Danzando en su hueco está mi corazón,
vehemente y atrevido.
©Trini Reina/2007
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