26 de mayo de 2009

Entelequia

Se fue
arrastrando sus aires de niño
que todo sabe;
de hombre al que nada hiere.

Partió,
trastocado de silencio
y barajando sombras la mirada.
El peso del adiós,
pluma sobre los hombros
y burbuja en el espíritu.

Se fue.
Una breña de sal en la garganta
-a la que negó génesis-
y la faz de la cobardía
desmayada en los labios.
En las manos, naufragando,
las simientes del amor
que nunca cultivara.

©Trini Reina/2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario