25 de abril de 2009

Miel y vino

Autor de la pintura:John Atkinson Grimshaw "Silver Moonlight"

Atadas tenías las manos y deambulabas dentro de un circulo. Yo abrí, con las armas de mi alegría, en éste, un resquicio.

Entré y liberé tus manos, y tú a mí te diste, agradecido. Bajo mi sombra te amparé y te ofrendé mi abrigo. Y fue mi pasión el candil que alumbró en adelante tu destino.

Compartiendo mutuas soledades escalamos hacia el vértice de un amor de miel y vino y, en el trayecto, sembramos jardines de rosas, claveles y lirios, donde quedaron sepultadas las reliquias de inveterados suplicios.

Algo me retuvo en la subida y, dadivosa, te alenté a proseguir el camino, mientras rezagada quedé, a merced de las tinieblas que, en mis contornos, fue entretejiendo el hado indigno.

No volviste atrás la mirada, en tu travesía hallaste nuevos peregrinos. Grité para que por mí volvieras y me alzaras de las arenas movedizas donde había caído. Pero ya en tu corazón gozaba de vasto espacio el olvido, ese buitre indomable que, en tu voluntad, fundó su nido.

Ahora son mis manos las prisioneras. Ahora soy yo quien vaga dentro del círculo, mas tú sobrevuelas a tanta altura, que imposible es que te alcance mi invocación de auxilio. Y en caso de que rozara, el eco de mi voz tus oídos, mirarás hacia otro lado y dirás, que fue un caracoleo del viento, o acaso, un espejismo.

©Trini Reina
9 de octubre de 2006
Reeditado el 05/09/2008

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