En un sarao de mala uva y caro vino
un viejo amigo otorgó luz a tu ausencia.
Habló de prólogos y abriles,
de favores y estrategias,
de noches de hierba y vodka,
de laureles compartidos,
y de huídas.
Habló de ases duplicados,
personajes sin estrella,
de derrotas.
Y cuando incendiabais esquinas,
años y empaques.
No pude evitar aquel círculo
de directrices trasnochadas.
Quise aquietar en mi pecho los latidos sin cordura,
detener el cataclismo que me ardía,
derramarme,
cimbrarme en el aire
y fugarme
como tenue música
hacia la aurora.
En los ojos ubiqué una indiferencia
fingida como letras en el aire,
los labios perdían carmines por segundo
y mi máscara -antes perfecta-
sin esmero fue, por su voz, flagelada.
Me cubrí con un lienzo de silencio
y así mal evité mi desangrarme.
Y callé.
Callé la contienda discordante
que enemigos nos ha hecho.
©Trini Reina
Octubre 2011
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