la helada llama de tu templanza,
el paraíso de saber que estás,
la fiesta inédita de tus manos.
No es caro regar estos jardines,
sembrar flores de a poco en las aceras,
cubrir con alas las calles cotidianas.
Aparecer de tarde en tarde
como estrella cautivadora.
Es fácil dar de beber
a éste pájaro sublimado de desiertos.
Un leve viajar hacia el incendio
y apagar a ternuras soledumbres.
No.
No es peligroso demorarse
en este país tuyo y mío,
tan azul…
©Trini Reina
Noviembre 2011
Noviembre 2011
Pintura de Isabel Navarro Verdú
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