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14 de octubre de 2018

Derrota


Pintura de Isidro Nonell

Grávida la fibra que la entrama,
amplio el bocado de su miseria.
Avanzar con ella
es ungirse de desierto.
Respirar sus radiaciones;
odisea que perturba.

Creador de la simiente,
con silencio,
sin tregua,
sus células oleosas
te convierten en espectro de la osadía.
Lejos de la alquimia,
sus nudos te dejan tiritando.

Y, aún así,
avasallado,
fluctúas en sus mismos ángulos
y admites,
la regencia
 de la derrota que te abarca.

©Trini Reina/Abril 2011
Pintura de Isidre Nonell i Monturiol

4 de septiembre de 2018

A contra pendiente


En la angosta subida,
el viento arrasa los detalles.
A la derecha, 
-las puertas del mundo abiertas-
el mar es furia 
de espuma y golpes,
estruendo de olas,
fragancia de la esencia,
crepitar de las aguas...

A contra pendiente, 
una mujer enarbola el íntimo blasón de su victoria, 
y de complacencia se inflama.
La sal foránea,
se confunde con el fluir de lágrimas, 
y en el rostro se incendian
las angustias del ayer.

El viento juega a frenarla,
mas la plenitud hace laureles del trayecto.
Ya en la cumbre
el faro es el icono de la clemencia de los siglos.
En la glorieta, que a la torre sirve de base,
la mujer, a bocanadas, inspira vida
y, trasminada de dicha y mar,
con ella misma sella la paz.


©Trini Reina/Septiembre 2010
Obra de Jean Pierre Cassigneul 

25 de agosto de 2018

Los años y la ventana



No sé cuántos años llevo aquí
entre estos sesenta metros
de tabiques y frío.
A duras penas subí la escalera
y, desde entonces,
no he vuelto a pisar la calle.

Alguna vez,
temerosa,
descorro los visillos
y me asomo a la ventana,
pero siento vértigo;
no sé si de la luz desnuda
o de la altura.

Ignoro de qué me culpan,
ni qué falta cometí,
pero debió ser imperdonable
a juzgar por sus reniegos.
Las palabras sin cariño de mi nieta,
las ofensas de esa mujer abrupta,
que más que poner el plato sobre la mesa
me lo arroja,
los menosprecios del hijo
por el que tanto me desviví…

¡Siéntate! ¡Quédate ahí! ¡Traga! ¡Calla! ¡Dónde vas!

¡Cómo si pudiese ir a algún sitio…!
Os confieso
que siempre que me asomo a la ventana,
reclamo a la muerte.
Exprimo la voluntad que me resta
en convocarla,
pero ni siquiera ella tiene piedad de mí,
y hace su ronda diaria,
 y declina bendecirme con su suerte.

Aunque, a decir verdad,
no sé si ya estoy muerta
y esto que, con aflicción transito,
es aquello con lo que solían atemorizarme en la niñez:
el infierno.

©Trini Reina/31 enero 2013

Obra de Caspar David Friedrich

5 de agosto de 2018

A contratiempo


Parados sobre agosto
y su delirio,
ardidos y oscuros,
como la tarde que moría,
y vencidos de lento verano,
fuimos dos fuegos
enfrentados a su pavura,
rehusando el agua
que la pasión les concedió
y que ahora, solos, giran
inmersos en la vorágine
de un invierno absoluto
que desgarra como exilio.

©Trini Reina/Febrero 2014 
Obra de Edward Henry Potthast 

1 de agosto de 2018

Vas...


Vas buscando la pasión
en los encajes de la tarde,
las auroras reverdecidas
bajo las hojas de su talle.

Vas buscando la pasión
en las estrellas matinales,
las huellas que te preceden,
los versos que de él nacen.

Vas buscando la pasión
para tu espíritu que yace,
tocado de luto y silencio,
batallando los pesares.

Vas buscando la pasión
en vergeles germinales,
y en ternuras derramadas
a las laderas de su imagen.

Vas buscando la pasión
en tus genes y su donaire,
y, si el vértigo amanece,
le suprimes valladares.

Vas buscando la pasión
al sur del tacto triunfante,
en las jaras que no hieren,
tras los ángulos de su sangre.

A qué buscar en el infinito,
lo que de tu esencia sobresale.

©Trini Reina/Julio 2009
Obra de Rogelio Abad Mora

28 de julio de 2018

Amparos...



Del torbellino oscuro de los días
sólo me salva
la llama de un poema.

Un poema sustrae,
crudeza al delirio,
a él se aferra mi mente en su naufragio
y cada verso reivindica su respiro.
Es aura que almenas derrumba.
fuego para los anhelos suspendidos,
astro inexplorado que ante mí
desenmaraña sus anillos.

De él liba el alma cuarteada
agua dulce,
y a la vez martirio;
néctar en las aurículas
y en la sangre… alivio.

©Trini Reina/Septiembre 2009
Obra de Deborah Dewit

17 de julio de 2018

Entelequia XXVII


Señoreada
de hados y sombras
eleva su tez la noche.

La noche obscura
que veneran
-alunadas-
las almas sin luna.

Despunta la noche
y se agranda
-sin ventura-
por las llanuras aviesas
de la locura.

©Trini Reina/noviembre 2013
Obra de Edvard Munch

10 de julio de 2018

Días de sol...


¿Dónde fueron a morir los días de sol,
aquellos días felices como estrellas?;
la casa, que hería con su blancura,
las puertas, eternamente abiertas,
por donde la dicha, entrando y saliendo,
tintinaba sus campanillas.

¿Dónde fueron a morir aquellos días jóvenes y azules?
¿Dónde giran pulverizados?
Días, perpetuamente albas,
mañanas de árboles desnudos, vestidos de pájaros,
tardes de tremolantes rosas,
irradiando su fragancia
en los jardines sembrados de niños alegres,
con sus sonrisas de cometas.

Reminiscencias tibias de unos días
en que la sal de las lágrimas jamás tocaba al corazón. 
Hermosos días de espontáneas risas, blancas y dulces.

¿Dónde fueron a morir aquellos días dobles de sol?
¿Por qué ahora las nubes maculan 
tan frecuentemente el horizonte?

®Trini Reina
06/12/2007
Obra de Alexey Slusar

7 de julio de 2018

Azures aires


Azul te descubre mi mirada, pueblo mío.
Azures se respiran tus aires.
Enamorada soy de tus albas
y, del fulgor de tus crepúsculos, amante.
Olvidado e íntimo fuiste,
aunque ahora duelas de grande;
mas el eje donde nací conserva,
la raíz inalterable.

Me abruman los años, pueblo mío.
Con cinco sentidos admito contemplarte.
Mis pasos adrede se demoran
en la placidez de tus calles,
como si les fuese la fe y la vida
en paladearte.

El verano te amarillea las facciones.
Y en primavera rezuman pasiones tus parques.
Los naranjos florecidos aroman
los sueños de tus habitantes.
Y en las palmeras cabriolea,
sin rienda el levante.

Ya no vuelan mis pupilas
buscando horizontes inalcanzables,
ahora, serenas mis alas,
en tu seno anhelo quedarme,
hasta el último de mis suspiros, pueblo mío;
cuando el exilio final me allegue
a las fronteras de mi sangre.

©Trini Reina/2008

2 de julio de 2018

Arenas...


Ayer,
de improviso,
enajenada,
equivoqué los pasos
y me adentré
en un paisaje
-fronda y arena-
ya desterrado.

Un verano
remoto y amarillo
se me vino encima;
candela que irradió
la semilla petrificada de un anhelo.

El impacto,
por unos instantes,
inflamó el respiro.
Luego,
la nieve del pasado reclamó su reino
y los signos se templaron.

Retiré las telarañas de mi frente
y giré los pasos,
crecida,
antes de que las sirenas intempestivas
osaran adularme.

©Trini Reina/2011
Pintura de Henri Edmond Cross

23 de junio de 2018

Isla sin geografía



Inalterable
abandonaste las orillas
de esa isla
vencida de tus aguas.

Cruzas el océano ignorado
por los constantes,
llevando entre las manos
la tibieza de la herida que infringiste.

Su voz te nombra, te nombra…
pero reafirmas el silencio en tu boca
y, enloquecida, gira la súplica en el aire.

Desprendido de sus perfiles,
alcanzas la línea secular del horizonte.
Y de espaldas a la rompiente,
olvidas las coordenadas
de aquella isla
ya sin geografía.

©Trini Reina/Marzo de 2011

Obra de Pino Danei

10 de junio de 2018

Pensando...



Los pensamientos vagan, excitando la añoranza por los gastados años o ensanchando aún más la gratitud por lo vivido. Silentes, golpean las sienes, desbordados. Enmarañados unos con otros nos llevan al pasado o atraen al presente y, a menudo, se interrogan, machaconamente, sobre el devenir.

Alguien requiere nuestra atención y nos sentimos liberados del caos de la mente. Entonces los pensamientos se retraen y, como fieras heridas, buscan su cubil, no sin antes, haciéndonos un guiño con ironía, certificarnos su retorno.

©Trini Reina/24/08/2008
Obra de Auguste Rodin

3 de junio de 2018

Uno nunca sabe...


Uno nunca sabe
a qué latitud descenderá su agonía.
Ni qué aires exhalarán bajo sus grietas.

Uno nunca sabe
qué prisa se darán los alfileres
en sajar arterias,
ni cuántos cofres de sangre extraerán los malvados.

Uno nunca sabe
si la razón será honesta hasta el último segundo
o el delirio cavará la cuna entre las sienes para mecerse.

Uno nunca sabe
si el destino tendrá ganas de jugar a lo macabro ese día
o si habrá coqueteado con Miss ginebra,
y errará al clavarnos su estilete.

Uno nunca sabe
cuántas butacas ocuparán sus años,
cuál será el tanteador en el luminoso de su vida,
o si dominó todo el partido o sólo un cuarto.

Uno nunca sabe...
Así somos de afortunados.


©Trini Reina
Febrero 2010

1 de junio de 2018

Allí...



Allí.
Lejos de las sombras,
de los tratados,
de las caretas;
lejos de los reptiles
de la codicia,
de las fronteras.

Allí
arriba de los sueños,
rayando las estrellas,
con el alma en las colinas
de las atalayas de la tierra.

Pleno,
cálido,
de espuma,
jamás de piedra;
rodeado de auroras,
de mayos,
de verbenas…

Dicen que soñaba…
Y él responde:
¡que siempre sea!

©Trini Reina/octubre de 2011
Ilustración de Edmund Dulac 

24 de mayo de 2018

Cerró la mujer los ojos…


Cerró la mujer los ojos…

Aquello sí era una fiesta.
Una fiesta inimitable
donde su vestido girando se enredaba
en las rosas que afinan las esquinas.
Una fiesta donde la noche
sembraba cascabeles
que bajo sus sandalias amanecían.
La música era una sucesión
de allegros y arpegios prodigiosos.
El silencio allí era lo absurdo,
y ni la más ínfima sombra
osaría convidarse.
En ese escenario azul
danzaban desinhibidas,
translúcidas, desnudas,
ella y la alegría.

Cerraba la mujer los ojos
y, al abrirlos, seguía rodeada
por los cacharros de la cocina,
el hollín (que mantenía orbitando su planeta)
la severidad de sus murallas decadentes…

En la alacena la rutina se relamía,
libando los últimos restos
de una fiesta sin memoria.

©Trini Reina/Febrero 2012
Obra de Alexey Slusar

21 de mayo de 2018

Ni mayos ni albas



Es muy tarde,
casi se fueron las estrellas
y la noche tiene color de agua.
Caminamos  sin saber
donde nos allegará
este divagar sin causa.
Retiemblan los relojes en las torres
-¡qué altas!-.
A lo lejos,
en el umbral de la calle larga,
están regando el asfalto
dos siluetas cansadas.
Sobre nosotros desciende
una red de hilos malvas.
No quieren paz nuestros pasos
ni requieren llegada,
ni mayos,
ni albas.
Sólo dilatar el minuto
de esta ventura inesperada.

©Trini Reina/Mayo 2011
Obra deMark Keller

20 de mayo de 2018

Momento II (De lo Cotidiano)



Pasa la tarde arrastrando sus sandalias grises. Llueve, y eso no nos extraña ya en esta tierra, de donde se ha exiliado la sequía. Dicen que alguna vez nos hostigaban los anticiclones, pero la memoria es delgada en ocasiones y parece que nos nacimos en la tormenta.
Crepita el silencio, si exceptuamos el rachear de las ruedas de los coches sobre el asfalto desbordado, y ese sonido me sirve de acompañamiento, mientras leo, voz a media altura, poemas de Ángel González.

Allá, traspasada mi ventana, los pajarillos, acaso gorriones, reservan sus alas empapadas de la intemperie (aunque difícilmente lo consigan), y cruzan el cielo otras aves más audaces, en pos de las marismas.

Alguien sale desde su casa a la escalera, dando un portazo, y baja a saltos, de dos en dos, los escalones, rasgando así la momentánea serenidad que me mecía.


©Trini Reina/Marzo 2010

17 de mayo de 2018

Hoy...


Hoy quise dedicarte un último poema, y mis dedos, inermes, no atinan a esgrimir la pluma; mientras el alma naufraga en el tintero.

Hoy quise escribirte un último soneto. Poner  colofón a esta historia  infructuosa con unos versos supremos; mas el silencio en la garganta se ha instaurado, y la voz se quiebra antes de emanar.

Hoy quise liberarme de ti con un poema. Una postrera estrofa, la rima final, la despedida… Mas las rebeldes letras, como adolescentes enamoradas, se niegan  a fluir.

Hoy pretendí dedicarte un adiós hecho poesía, y lo único que brota de mi mente son palabras de amor. Bienvenidas envueltas en versos.  Parabienes con rimas azucarados.
Hoy quería irme de ti... y como siempre me he quedado…

©Trini Reina/ 26 de abril de 2005
Obra de Pierre Bonnard 

13 de mayo de 2018

Cumbre y tránsito



Desde la crudeza
del nacer
al cansancio de los años.

Desde la luz
del valor
al polvo del fracaso.

Desde lo etéreo
de la alegría
al dolor inveterado

Desde el vaivén
de la fortuna
al viento palmario.

Así es la vida…
desde la cumbre al tránsito.

©Trini Reina/25 de enero 2012

7 de mayo de 2018

La noche...



La noche se desata
con bruno esplendor…

Mi alma no frecuenta sus estrellas,
ni el corazón palpita
ante el amarillo influjo de la luna,
aunque, en ocasiones,
le tiente perseverante su hermosura.

La noche se desata
con bruno esplendor…

Mis pasos se demoran
en las calles noctámbulas.
Y el espíritu, afligido,
galantea con la negrura
en un diálogo silencioso.

Hoy, disidente, te beso,
Te beso a pesar del celaje que me ciñe.
Mi ser empatiza con el tuyo
y sigo el gélido marchar de tus horas.
La brisa sonámbula te recorre
y al unísono la respiramos.

Porque hoy tú, noche,
has conseguido…
penetrarme hasta los huesos.

 ©Trini Reina/2008