14 de marzo de 2016

Ardido de música y amor

Canta el río de la sangre,
al son de la pasión olvida al frío.
Ardido de música y amor
se despereza el corazón tardío.

Danza el río de la sangre,
cálido caudal en su delirio,
recorriendo ignotos paisajes,
arriba al delta del vientre estremecido.

Ruge el río de la sangre,
subyugado a besos, consumido.
Al compás de caricias triunfantes,
la piel se deleita en su martirio.

Suspira el río de la sangre,
trasminado de pasiones y lirios.
En plenitud el cuerpo se entrega,
a la promesa de fuego infinito.

Sereno el río de la sangre,
fondeado en un silencio peregrino,
entre dulces olas de un mar yace,
saciado el ímpetu de los sentidos.
©Trini Reina/Octubre 2008
Obra de  Jan Blecowe

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