Si yo pudiera, cada noche te resguardaría en mi matriz para que las sombras de la madrugada no anidasen en tus ojos. Ni al alba los luceros te vulnerasen con su brillo. Ni el viento noctámbulo se atreviese a remover tu pelo. Ni los rayos de Selene, aturdiesen tu reposo…
Si yo pudiera, desentrañaría mis dotes de guerrera, y contra el mal que te rondase lidiaría cual Némesis vengadora. Y sin temor, desafiaría a tus propios errores, y a todo aquél, hombre o mujer, que daño causarte ambicionaran.
Si yo pudiera, corazón mío, como un aguerrido Cerbero, guardaría tus puertas, y mordería a cualquiera que tu malaventura urdiera. Y me volvería espuma, o guante de seda; para que cuando enfiles senderos peligrosos, ni tus pies ni tus manos colisionen con guijarros lacerantes.
Pero sólo soy un ser humano, que te ama más que a su esencia. Ésa, que incubó tu semilla, te parió, y te plantó en esta tierra, a merced de los azotes de la vida, a la voluntad que tu destino, en una remota estrella escribir quisiera.
¡Ay! Si yo pudiera…
©Trini Reina
Agosto de 2006
Obra de Montserrat Gudiol
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