1 de junio de 2016

En el balcón...

En el balcón, entre los verdes del geranio, se intercalan los travesaños rojos de una silla. Sentada en ella, noventa años contemplan la calle que, dos pisos más abajo, extiende  asfalto y  esquinas. Allí pasa las horas de la mañana, de la siesta, de la víspera… No distingue entre lunes o viernes, ni le preocupa que suba mayo, o baje septiembre, o que se demore el verano. Quieta como un tiesto, suspendida, permanece en el desfilar  de los días iguales.

Irene, desde el balcón de enfrente, la mira y, ante la indolencia que enmarca aquellos ojos ausentes, se estremece. Otras veces evita levantar la vista (aunque la sabe ahí) por no enfrentarse con el pozo azul de aquella mirada.

Y se pregunta qué le llegará todavía a aquella mujer del trajinar de los vecinos por aceras y ventanas; del ir y venir de los autos, las nubes, las palomas…; de los gritos, los afanes, las risas ajenas…

Se pregunta si evaluará la vida con nostalgia,  con amargura, o con indiferencia. Si habla con la muerte y la invita, o si mantiene un pulso con ella y… la vence.

Se pregunta Irene si  tendrá la ventura o la desdicha de alcanzar la longevidad de su vecina y si también ella será una sombra, perdurando tras los geranios.
©Trini Reina
Junio de 2013
Obra de Anselmo Bucci

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