Conversábamos de cosas sencillas:
de sublimes Ítacas y demoras,
del celeste pan de cada día,
de escaleras hacia las nubes,
soledades,
perspectivas;
de los gozos que te negaron,
de mi esperanza en rebeldía,
de éxodos y espantos,
jaulas,
profecías.
Conversábamos de cosas sencillas:
de iras contra todo y a deshoras
de corolarios de la vida,
de desvíos hacia las cumbres,
vanidades,
pesadillas;
de los huecos que nos legaron,
de la fe por ti perdida,
de Eros y Tánatos,
ascuas,
travesías.
Conversamos de cosas sencillas
y, mientras hablábamos,
dos soledades convergían.
©Trini Reina
Junio 2011
Obra de Aldo Balding
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