Son las cuatro.
La luz tiene color de sable
y es seca como de esparto.
Son las cuatro.
Lo dice el reloj afirmando,
el autobús que pasa y mi cansancio.
Son las cuatro.
Una mosca va del vacío a los cristales
sin decidir dónde suicidarse.
Son las cuatro.
Sobre la mesa, un sendero de papeles desengañados,
pues las letras se les alejan
como hormigas expatriadas.
Son las cuatro
y tengo una siesta,
sentada en mis párpados .
©Trini Reina
Abril 2011
Imagen de la red
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