Deambulo.
Cómplices son mi alma y el celaje.
Hace frío y angustia, y camino
sin destino, con cadencia,
pobre de afanes…
Sola.
Camino
y una lluvia imprecisa riza mis cabellos.
No entiendo este avanzar incansable,
cautivada y a la deriva,
por las calles intensas que transito.
Voy sin paraguas
con temple y sin cordura.
¿Qué me espera,
qué me aguarda en la próxima encrucijada?
¿Por qué esta desnudez de nombre y abrigo?
Absurda,
al viento interrogo,
y al gato que advierte el temor de mis huellas,
y al barro que profanar soslayo.
¿Qué me impulsa,
qué me convoca, qué audacia me habita?
La certidumbre del continuar es esfera que se abrevia.
De repente
se deshojan las sendas,
cierro - con pesar - los ojos y, al abrirlos,
he retornado a la inmovilidad del cuadro.
©Trini Reina/julio 2016
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