14 de octubre de 2016

Octubres…

El jardín huele a pereza,
a surtidores silenciados,
a violetas de antes,  
a raíces que duermen.

Tras la alameda en sombra,
sobre la glorieta emblanquecida,
dos figuras se entrelazan
y la caricia (ajena)
enlentece mi sangre.

Desciendo los peldaños de musgo.
Todo se hace irreal,
como el dominio que me atrae
a esta umbría sin futuro,
sin génesis,
sin orillas...

Una hoja cae y se desliza
y confunde en los vuelos de mi falda.
Apenas sin aire me extraigo del ensueño.

Alguien me llama.
Ordeno al llanto morir en las entrañas.
Abro los ojos y regreso.

Octubre ha vuelto a hurgar
en el hueco de mi pecho.
©Trini Reina/12 de octubre de 2012
Obra de Bernardino De Pantorba

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