La ciudad se ha levantado
con el otoño en los espejos
y un deje melancólico en las entrañas.
Tiznada de nubes,
respira pausadamente,
más que ayer,
tan azul y acalorada.
Vestida de gris y agua,
sometida por el llanto
que bautiza sus calles,
se ve tan íntima
y desamparada...
La ciudad tiene hoy
un vuelo diferente en las enaguas.
Septiembre 2010
Imagen de la Red
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