Sobre la mesa,
flores secas,
esperpentos de un
jardín disecado,
el polvo
imperfecto
de las huellas del
abandono,
alguna sombra mal
avenida.
Un pliego de papel
amargo,
que jamás aspiró
al agua fértil de la palabra;
las gafas, sin
lunas ni presencia,
la tinta, curtida
del nunca uso.
La pipa, vacía
de valor y tabaco;
el cenicero,
cuarteado;
la cerilla, desangrada;
El esqueleto,
carmesí
de una vela
suspendida.
Un libro de tapas
apulgaradas
y fábulas del
fracaso.
Bajo la mesa,
un manojo de
cenizas,
evidencia
contemplativa
de un almanaque
inacabado.
©Trini Reina
Diciembre 2010
Imagen de la red
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