Esencia de sal en las mejillas,
y entre los labios,
perlitas de leche y desgarro.
Lucía se expresa
-y puede que hasta ría-
a lágrima descubierta.
Candidata a prima donna,
llora a gritos rogando devoción.
Y despliega gemidos
como velas al oriente
o alas en desatino.
Cicatriz en el silencio,
desconsuelo nocturnal
desafiando susurros de la madre
que a dormir la invita.
A llantos modula su propia nana,
la luminaria de su nombre se humedece,
y el clamor emigra de su cuna
e interpreta en mi ventana
Hermosa,
como magnolia bajo el rocío,
más lágrima que niña,
miel, tul, nata…
Lucía:
sinfonía de mis noches;
banda sonora de mis días.
©Trini Reina/Enero 2017
Pintura de Mary Cassatt
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