Sé del acíbar que
te quebranta
del cierzo que
nieva tu semblante,
del círculo
furioso que te incendia.
Sé del derrumbe
que aplasta tu dicha
los largos días de
su ausencia.
Sé del páramo en
tu garganta,
del cráter que tus
sueños atormenta,
de la verdad que
muere tu palabra.
Sé de la condena
que te oprime
los largos días de
su ausencia.
Sé del desánimo que
te desgarra,
de la rasgadura de
la espera,
del temblor con
que restas rejones a la semana.
Sé del reloj
infame que burla a tu entereza
los largos días de
su ausencia.
Y si a ti te hiere
el pico de su distancia.
en mí tu angustia
se desdobla.
Porque me mata que
extingan tu sonrisa.
Porque odio que
enjaulen tu alegría.
Porque quisiera
ser muralla
contra el foso de
tu tristeza.
Porque si a ti te
aplasta la soledumbre
de su no
presencia,
a mí me destruye y
me muerde
y me lagrima y me
lacera,
ese violento dolor
tuyo…
tu dolor tuyo de
ella.
Imagen de la Red
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