de un domingo salpicado
de nubes su costado,
de silencio su talante.
Un cansancio penetrante
al alma vuelve naufragio,
y su perfil, adversario,
del débil desfilar del aire.
El invierno adiamantado,
lentamente, desaparece.
Suspensos entre los arcos
los naranjos reverdecen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.