5 de marzo de 2017

Tarde de domingo

Plácida se apaga la  tarde
de un domingo salpicado
de nubes su costado,
de silencio su talante.

Un cansancio penetrante
al alma vuelve naufragio,
y su perfil, adversario,
del débil desfilar del aire.

El invierno adiamantado,
lentamente, desaparece.
Suspensos entre los arcos
los naranjos reverdecen.
©Trini Reina
Febrero 2010
Obra de Santiago Rusiñol

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