Que venga la noche,
con su tez de templo.
Que baje los peldaños salvajes
de su oscura insania
y sea astro, aire,
agua que apague
la sed de mi lengua,
desierto voraz
que habita mi palabra.
Sea la noche el vértigo,
la cima,
o la sima,
donde al fin se suicide
este silencio
Fotografía de Rod Cook
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