La noche,
rota de
estrellas,
gira y enreda
sus azules
en las aristas
de la encrucijada.
El horizonte,
línea imperfecta
en el aire
y la luna
siembra de oro este destierro
que concluye al
alba.
El cielo,
tornasol que disipa
el seísmo
quemante
de donde vengo.
La aurora,
el ancla que
contiene
las velas
fugitivas
de mi deriva.
Obra de Stewart Edmondson
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