16 de junio de 2017

Clara...

Junio multiplica golondrinas. Modulan arias las fuentes del carmen. Clara entorna los ojos y el levante juega con la tarde;
los matices de su desdicha, cúpulas inimitables.

La añoranza de un verano regalado, cual girasol se abre.
Sus pétalos, escenas de una ausencia irrevocable.
Esa llaga incandescente, que no sofoca nadie, se agiganta cuando la esperanza le otorga coraje.
Ridículos anhelos, asidos al aire. Enjambres que anclan en un corazón irrazonable.

Si él volviera, rompería las amarras de este fraude, con el que la soledad castiga a quién ya no ama nadie. Quién el adiós no firma, jamás merece Salve.

Los años le arriaron las banderas del talle. La tez, extinta de alegría, sus pechos ya no arden. Los laureles del vacío en sus manos combaten. Y no germinan pasiones, ni en su sexo ni en su sangre.

La luna convida a las golondrinas a su nido retirarse. El alma desliza el telón. Cesa de brincar el levante. Se enciende la noche de junio; suspendido queda el paisaje.

Clara se entrega al sueño, y desdeñada, la saudade yace...
©Trini Reina/junio 2009

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