Sin ruido llega
y va cubriendo lentamente
los rincones del asfalto.
No corre,
ni forma charcos,
ni sueña arroyos,
esta lluvia de marzo
tan deseada.
Apenas quedará constancia
en los noticiarios.
Apenas requiere paraguas,
ni tiene fuerza,
ni hará surcos en la tierra,
ni saciará la sed de los trigales.
Sin ruido cae
y se ha hecho tan extraña
que provoca remembranzas
de lejanas estaciones pluviales.
Tan celebrada
-por lo necesaria-
que hasta los pájaros
han aplazado sus arrumacos,
sus vuelos,
sus piares…
y han callado
para escucharla.
©Trini Reina/Domingo 25 de marzo 2012
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