En
el altar de las sombras,
tus
últimas hebras
sin
púrpuras se desangran.
Desde
aquél útero primario
te
sucedes
-largo
o corto el trayecto-
hasta
llegar a ese hueco voraz
que
inmola tu esqueleto
y
te convierte,
en huésped de la ceniza,
cobrándose
el tributo
que
la vida exige
a
los que llevaron la cruz
de
sus hados
o
bebieron del gozo
que
les diera.
En
el altar de las sombras,
tus
últimas hebras
sin
púrpuras se…
A dolor desnudo entregas el aliento
y
cesa la canción de tus arterias.
©Trini Reina/14 de Junio
2012
Obra
de Caspar David Friedrich
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