Me lleva.
Hasta ti el corazón me lleva: tañendo me empuja, jubiloso
me apremia, a seguir el rumbo que traza tu estrella.
Camino.
Pisando charcos
camino. Vadeando trochas, cruzando vías, abandonando andenes. Descalza a ratos,
dotada de alas a veces; la vista clavada en el horizonte,
que tu luz promete.
El alma, vieja experta en desengaños, al corazón grita
¡despierta!
Huye de este
extravío, que el invierno se allega.
Pero el corazón ahueca velas, invocando al viento
que lo escolte en su carrera. Y el
viento se disfraza de Levante, y rolando espolea al corazón hacia delante.
Te encuentra.
Varado a puerto, mi corazón te encuentra, sin mi amparo
perdido. Sumergido en decadencia.
Me deja.
En tus lindes, el
corazón me deja, y ahí quedo, para ser tu compañera.
De glorias y
fiascos; discrepancias y avenencias. Porque aquí, donde el corazón me trajo,
quiero erigir mi frontera.
© Trini Reina/ Febrero de 2006
Obra
de Marc Chagall
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