A
solas cruzas las regiones
donde
se engendra el poniente.
Las
palmatorias del alba
alumbran
tus huellas
en
esa tierra de ortigas
que
devasta el alma de los justos.
En
este anti-paraíso
fanáticas
pesadillas
te
descubren
y
un dolor largo,
como
río hacia su delta,
se acuna en tus ojos de abismo.
Igual
que un águila
sobrevuelas
la amargura,
hasta
avizorar las lindes de la victoria.
Nadie
te aguarda al otro lado.
Y
sola,
como
en el origen,
a
Ítaca vuelves.
©Trini Reina/20 de marzo 2012
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