Como
al hibisco
el
ocaso me cierra.
Hacia
lo interno
el
ser se adentra.
Inquietantes
agujeros halla
ahí
donde se embosca y alimenta
el
ocupa que odia mi sangre
y
lucha sin tregua contra ella…
El
alba me abre.
La
luz repara los estragos
de
la última batalla.
Los
huesos, aunque rehenes,
a
pesar del poder invasor,
sobreviven.
El
alba me salva.
©Trini Reina
De "La aridez de la tormenta"
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