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13 de agosto de 2025

Dolor

Prosiguen las piedras
vulnerando los sentidos,
que adormilarse quieren
entre silencios y clausuras.
Taladro perforando huesos
frágiles como vidrios.
Agudo rumor
sin paridad ni metas.

Se abren los párpados,
perdido el solaz.
Ausencia de calma,
privación de paz.

Ondulantes zumbidos
desgarrando el recinto
del espíritu abrumado,
de los nervios oprimidos;
de un cuerpo total,
a un dolor esclavizado.

©Trini Reina
08/02/2009

12 de agosto de 2025

Alta madrugada

Se acentúan negrores y saudades
cuando encara el vértice la madrugada.
No hay lucero que reverbere
hasta subyugar
la cerrazón que le puebla.

El insomnio
trae reminiscencias
de aquella pasión derrochada.
Y las ofrendas de eternidad,
como rosas en invierno perecieron
bajo la nieve innoble del olvido.

©Trini Reina
24/02/2009

11 de agosto de 2025

Es mi corazón

Es mi corazón
álamo alborozado,
pájaro al alba,
cellisca de mayo,
fuente que exclama,
altozano que surge
en meseta despoblada,
vergel encantado
provocando al agua,
risa de espuma,
sonajero de nácar,
alondra madrugadora,
rumores de plata.

Alegría florida,
contigo,
eco del alma.

©Trini Reina
05/03/2009

10 de agosto de 2025

Constancia

Si tú la mirada a mí volvieras
y mis ojos se enredasen con tus ojos,
mañana, hoy, o cualquier fecha…

Si mi cuerpo, confrontando al tuyo,
exhibiera la nostalgia que lo atormenta…

Si tú incinerases deberes
y mis miedos por trochas huyeran...

Si no reparásemos en la gente,
si este amor sin recelos a la luz se diera…

Si encontrásemos la osadía
y fuésemos los dueños de ella...

Si cortásemos las alas a la pérfida conciencia
y concediésemos la concordia a esta pasión que nos enerva…

En libertad
plasmaríamos nuestros sueños,
y de laureles
coronaríamos esta quimera.
Así, yo feliz a tus brazos acudiría
mientras tú a mis brazos vuelas...

©Trini Reina
28/03/2009

7 de agosto de 2025

Soneto III

Autora de la pintura: Isabel Navarro Verdú

En las lindes del amor prohibido,
la aurora de un otoño primoroso,
bañándonos el corazón de gozo
nos ungió con ímpetu florecido.

Almas idolatrando los sentidos,
cómplices en un jardín rumoroso
que penetra en el seno candoroso
y nos resta del sino desvaído.

De tu piel a mi piel un arroyuelo
de tangible ternura y primavera,
que nos anega de pasión sin duelo.

Y esta cumbre conquistada con celo,
lapidó la agonía de la espera
y de azures subrayó nuestro cielo.

©Trini Reina/2009

6 de agosto de 2025

De "tes" y poetas

Tirita el trueno tartamudo.
Taciturna transita la tormenta,
trastabillando a intervalos,
por tejados y azoteas.

Trinos precipitándose a la aurora,
revierten al alma del poeta,
que acaba garabateando
estrofas entretejidas,
con "tes" sin tregua.

Tributadas al papel las letras,
resulta trazada la trova,
reiterativamente modesta.

©Trini Reina/2009

5 de agosto de 2025

Parida

Un cri, cri, cri, genuino
zarandeó mi sueño
y desperté soliviantada.

Tic, tac, tic, tac, tic, tac...
para los tímpanos una espada.
La noche se hace eterna
en el enmarañado fru, fru
de las sábanas.

Kiquiriquí, kiquiriquí,
ya se eleva la madrugada.
Con el pío, pío, pío, a la aurora,
saqué mi bandera blanca.
Y, tanteando las zapatillas,
agotada, abandoné la cama
Plaf, plaf, plaf, plaf...

De onomatopeyas, amigos,
está la noche sembrada.

©Trini Reina/2009

4 de agosto de 2025

Carmen

Dama engalanada
de eterno traje,
surges como del agua,
interrumpiendo el paisaje.

Figura de lenta gubia,
has sorprendido al aire
que, al norte de tu talle,
gira alucinado,
sin veleta que le salve.

Un pájaro encendido
-celoso plumaje-
besa tu frente fría
y, confortado, parte
a los álamos tendidos,
donde su nido yace.

A la intemperie trepa
el corazón de la tarde.
Noviembre es fragua
donde la nostalgia arde.

©Trini Reina/2010

3 de agosto de 2025

Olas


Tal como la hierba huía de Othar,
así algunos huyen del dolor ajeno.
Un estigma para quien piensa que,
a fuerza de ignorarlo,
mantendrán su mundo preservado.
Los hay mediocres...
Ojalá la defensa,
estuviese en el huir.
Cruzaríamos desiertos,
incluso bajo el yugo del mediodía.

“¡Eh, tú, yo no quiero
estar al tanto de sufrimientos!”
Y esgrimía
la hoz como bandera...
Corazones superficiales,
almas fragmentadas
por el influjo de frívolos genes.

Fueron más las manos
de trigo encendido
que se quedaron
-pan que consumió,
hasta del naufragio elevarse-.
Más las auroras
filtrando sombras,
que arratonadas vanidades,
hirientes.

En el océano de la vida,
nunca sabremos
qué demonios triunfantes
administran las olas;
por eso rechazo a los pusilánimes.
Las olas, aunque espaciadas,
suelen alcanzar,
-con más o menos inquina-
a todas las orillas.

©Trini Reina/2009

2 de agosto de 2025

Capitulación

Aliada con tu silencio,
mi lengua calzó cadenas a las palabras
que, reverentes,
se precipitaron al arca de la nada.

Internamente,
algo insondable gritaba:
“Ve hacia él.
Que sea tu música quien abra
su ausencia de agua.”
La voluntad,
columna pétrea.
Bajo los pies,
veredas alucinadas.
En el corazón,
una mano muda
derramó satén y escarcha.

¡Qué orgullo omnipotente!
¡Qué lasitud impregnando mis alas!
¡Qué perturbado propósito!
¡Qué pobreza, mis venas quemadas!

El martillo del hastío
-materia desangelada-
clavó el desarraigo,
en la falla de mi garganta.

©Trini Reina

30 de julio de 2025

En memoria de Laura

Autor de la pintura: Vicent Van Gogh 

Buscan consuelo los que te aman,
y no perciben el alba,
por mucho que el sol acuda a su cita cada día.
Fuiste tú, estrella morenita,
esa que con su resplandor los alumbraba.

Luna era la sonrisa en tu boca,
y en tus ojos nadaban dos luceros.
¡Y qué bonitos, tus rizos de terciopelo!
Sensible, como una rosa en la alborada,
corazón inmenso para tus años;
sin límites concedías la serenidad
que derramaban tus niñas manos.

Eras de otra esencia,
demasiado especial para este agreste mundo
en el que vivimos.
Y el destino,
ese dios omnipotente,
con cruel premura te reclamó a su lado.
Brotaron alas en tu alma y allá,
a ese lugar donde solo habitan los bendecidos,
te elevaste una mañana.

Buscan consuelo los que te añoran
y no hallan respuesta a su tristeza.
Solo les reconforta la gloria del conocerte.
A ti, estrella morenita, de luz incandescente.

© Trini Reina
02/10/2008

Nota de la autora:
Al recital que ofrecimos unos amigos y yo el pasado junio, entre el público asistente, se encontraba Laura. Pienso que ella, a sus ocho añitos, comprendió y disfrutó de los poemas recitados, más que muchos de los mayores que presenciaban el evento, no en vano, Laura nació con corazón y alma de poeta, y estoy segura de que, como tal, ejerce allí, en esa estrella que hoy habita, y donde ahora ofrenda poemas a los ángeles.

28 de julio de 2025

Pura vida

Obra de Douglas Girard
Los años que me quedan
quiero merecer la estancia.
O que ella me merezca,
el orden no tiene importancia.

Quiero bailar descalza con el aire
a ritmo de sensual lambada,
beberme los nimios detalles
y anegar de lunas mi mirada.

Salpicar de estrellas mis cabellos,
flirtear con las nubes,
presumiendo de alas,
gozar al ver cómo un bebé,
ávido del pecho de su madre, mama.

Desanudar mis muelles brazos
y abrazar esa explosión de vida
que trasmina de los niños,
cuando mis cansinos ojos los miran.

Ver desde la atalaya de mi ventana
cómo cae la lluvia al alba,
cuando el cielo semeja plomo
y los ahítos jardines palmean con el agua.

Escuchar arrobada a mis hijos
relatando con gracia
sus amores e ilusiones,
sus sueños y sus hazañas.

Aspirar el aroma feliz
de la tierra germinada
y del oeste el perfume que llega
desde los pinares de Doñana.

Quiero tararear por soleares
y cantar por sevillanas,
con la vida por peineta
y, de mantilla, la esperanza.

©Trini Reina
24/10/2004

27 de julio de 2025

No llevadme flores

No llevadme flores
cuando haya dejado de oír el susurro del viento rolando en la madrugada
o cuando mis oídos se vuelvan sordos al jovial repiqueteo de la lluvia tras los cristales de mi ventana.

No llevadme flores
cuando mis ojos dejen de admirar ocasos y auroras,
ni cuando mi mirada olvide perfilarse de rimel y sombras.

No llevadme flores
cuando mi olfato se niegue al aroma de mi perfume más preciado,
ni cuando mi nariz rechace la fragancia que emiten, en primavera, los jardines polinizados.

No llevadme flores
cuando mi lengua deje de paladear las golosinas y los alimentos,
ni cuando mis labios, a fuerza de helados, se revuelvan contra el fuego de añorados besos.

No llevadme flores
cuando mis manos derrochen vacíos,
ni cuando en mi cuerpo la piel permanezca inmune a la más efímera muestra de cariño.

Porque ¿para qué quiero flores entonces?
Es ahora cuando las necesito.
Ramilletes de besos,
bouquet de caricias,
racimos de dulces palabras,
jarrones de amor y delicias.

©Trini Reina
01/11/2006

Nota de la autora: 
Este poema lo escribí hace algo más de dos años, hoy lo he sacado del cofre de los recuerdos, y tras hacerle unos arreglos, lo vuelvo a editar, precisamente en esta jornada 1 de Noviembre, en que se acostumbra llevar flores a los camposantos para recordar a los difuntos.

26 de julio de 2025

La ruta al vivir

Imagen de la red
La mañana despertó huérfana de auroras,
somera flor apétala en tierra baldía;
miserable de sueños, extenuada de lozanías.

Levántate, te apremio, como Lázaro recorre el camino,
anda criatura, camina, camina.
Sólo existe esta ruta al vivir,
sin refugios ni orillas.

Paso sobre paso, día tras día,
inmutable al desaliento, insensible a la fatiga.
Calcetines de lana, botas de cuero bruñidas.

Arrastra la carga por trochas y senderos,
sin válidos extravíos prosigue la línea perpetua,
sin cotos ni refrenos.
Que no te venza la desidia,
que no triunfen los pañuelos.

Una jornada penumbrosa es el alba,
la siguiente, celestes se descuelgan los cielos;
el sol entibia la mañana, la tarde revienta en deshielos.
Quizá en el horizonte radique la meta.
Así que contumaz continua el trayecto.

© Trini Reina
16/05/2005

25 de julio de 2025

Heridas

Imagen de la red
Y la herida consigue replegarte
hasta el interior profundo de tu morada,
a la bóveda glacial y lóbrega
donde jamás luce el sol,
ni asoma un rayito de cálida esperanza.

Te aíslas compungida, abatida, descorazonada,
lamiendo las punzantes sajaduras
que te desgarran el alma.

Nada consigue paliar el duelo,
ni siquiera el consuelo del odio fugaz.
¿Por qué? ¿Cómo odiar una porción de las entrañas?
Nadie puede mitigar el escozor
que pincha como cizaña.

Te sientes inerme, sumida en una pena extraña,
el más hostil de los latigazos te han infringido con saña.
Y no con azotes de nueve colas, sino con tóxicas palabras
que penetran en el corazón y, como virus, lo taladran,
dejándolo inválido hasta que la bondad innata
y el tiempo, que todo lo cura, de nuevo resanar lo hagan.
Con mil perdones y olvidos
y la buena voluntad del que, a pesar de todo, aún ama.

©Trini Reina
23/01/2005

24 de julio de 2025

Esbozando senderos

Obra de Claude Monet
Esbozando senderos encontré caminos
y con los ojos del alma divisé mi senda.
Libre me sentí y avancé cubriendo etapas,
rebusqué por los vericuetos de mi vida.
Un nuevo valor a mi existencia,
un flamante sueño, un motivo,
una promesa que llenase mis manos de flores,
y sacara el corazón de su celda.

En una bifurcación me paré.
Cavilé colmada de paciencia
hacia donde encaminaría mis pasos,
prisioneros de invisibles cadenas.
Elegí la ruta mas florida,
la que brillaba con más estrellas,
olvidando la oquedad de vacuidades obsoletas.

Y saturé mi mundo de alas,
de espumas, de hadas y princesas.
Comencé a pintar poesías,
a trazar signos y letras,
y rellené el hueco de mi mente
que enmohecía de indolencia.

©Trini Reina
08/11/2004

23 de julio de 2025

Epílogo

 

Una a una rompí, ensañándome acaso,
las hojas ligeramente sepias de aquella finada fábula.
Ante mí quedaron trizas inanimadas,
como pétalos arrancados a una rosa marfileña:
Aquel beso morosamente delineado,
con el lirio de mis labios y el ímpetu de tu boca;
aquellas caricias fieramente fugitivas,
el deseo desarbolado, la ternura inquieta;
asoleadas tardes que se escapaban de la piel,
pese a nuestro afán de eternizarlas;
eternas noches extrañándonos;
auroras tornasoladas,
días huecos de no encontrarnos o pletóricos,
en que el amor nos encadenaba con su seda.

Luego llegó el terrible epílogo y, de su mano,
el fragante olvido.
No hubo lágrimas durante la incruenta inmolación;
se habían agotado en la extraña travesía.

Una sonrisa demorada fue ese día mi compañera.

©Trini Reina
11/12/2008

20 de julio de 2025

Sueños

Imagen de la red
He soñado que el reloj se paraba
y lento, como un dolor de madrugada,
comenzó a retrasar sus manecillas.

He ido desandando caminos.
He retornado a desojar margaritas.
He vuelto a sentir bajo mis pies
la dulce inquietud de conspiradora orilla.
Donde nuestros brazos se reconocieron.
Donde los labios, a besos, la sed eludían.
Donde dos corazones incendiados de pasión,
enloquecidos, tañían,
y dos almas entregadas
descubrieron la alegría
que el amor es capaz de otorgar
a los que, pacientemente, lo perseguían.

Desperté enamorada,
el corazón palpitando de dicha.
Abrí mis ojos que brillaban.
Te vi, y me sonreías.

©Trini Reina
08/04/2008

 

19 de julio de 2025

Desdoblando alas

Obra de Vincent van Gogh
Cuando él besó sus estriadas heridas,
prendió el rescoldo en sus entrañas.
Y se alumbró la cúpula de estrellas
bajo la que ella perdida vagaba.

Así resucitó la alondra triste.
Revivió entre los brazos de él anidada.
Su amarga travesía lapidó,
y voló desdoblando alas.

Emprendió un revolotear sin temores,
regalando al ostracismo su carga.
Él consiguió que olvidara
la larga carestía de alboradas.

Del pelo le brotaron flores,
los ojos cual ascuas refulgieron
la madrugada que en un susurro,
en sus oídos él, le dibujó un te quiero.

Y su seno se inundó de suspiros,
y en el pecho por corazón, una rosa.
De pétalos se anegaron sus manos,
y las caricias dispersaron las sombras.

©Trini Reina
05/11/2004

18 de julio de 2025

Penélope

Obra de John William Godward
Cuando besaba
-hace tanto tiempo de esto-,
besaba con toda la boca
y en ocasiones,
por los labios, el corazón
y hasta el alma se le escapaban sin freno.

Sus pasos son breves, seguros, ligeros…
Y la música depende de los zapatos
con que acaricia el suelo:
bajos, brisas y espumas;
altos, retintines cascabeleros,
y el talle cimbreante,
como juncos al viento.

Nunca sonríe a medias.
Clara es su risa,
a borbotones,
con el rostro en pleno.
A menudo lo hace
y pareciera exhortar al universo,
como las campanillas alborozadas
de la espadaña del cielo.

Si en sus ojos divisas una lágrima,
diez, o un ciento, preocuparte no debes,
que son consecuencias del gozo
que está sintiendo.

Y Penélope huele…
a jazmines o a cerezos,
a hembra con los pies en la tierra,
a sensible mujer asida a sus sueños,
a pasión por la vida,
a claveles,
a indómito brezo…
A eso, a eso huele su cuerpo entero.

©Trini Reina
04/11/2007